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La brisa matutina se filtraba por entre las cortinas grises que adornaban la ventana de la pequeña habitación. Los tímidos rayos de sol caían suavemente sobre la espalda descubierta del castaño, que se encontraba profundamente dormido sobre su cómoda cama.
El día que todos habían estado esperando impacientemente había llegado, todos menos Byun Baekhyun, quien se rehusaba rotundamente a formar parte de aquello. Baekhyun no finalizaba de comprender la lógica del Sanyang, o tal vez sí, pero era incapaz de aceptarlo por completo.
Le parecía una atrocidad, aunque tuviera su lógica y razón de ser -aparentemente muy bien fundamentada-, no terminaba de parecerle injusto. Toda su vida había sido preparado para ese momento, el día en el que todos los Alfa y Omega con dieciocho años cumplidos debían asistir al Sanyang, que básicamente consistía en un sistema de emparejamiento donde mágicamente los Omega encontraban a su Alfa predilecto. Estúpido.
Había sido testigo de diversas parejas formadas en el Sanyang y muchas de éstas, no terminaban de sentirse forzadas, superficiales y por supuesto, faltas de afecto. Era claro que él no quería eso, no quería ser emparejado con alguien a quien ni siquiera fuese capaz de dirigirle la palabra. "Cada Omega y cada Alfa encontrarán a su pareja destinada a través del Sanyang" era lo que prometían, promesa que era imposible tragarla completamente.
La alarma empezó a resonar dentro de la habitación, anunciando las siete de la mañana en punto. El castaño se movía alteradamente entre las sábanas tratando de liberarse de su aprisionamiento para poder buscar el botón que apagaba el bullicio generado por el dichoso aparato.
Cuando finalmente logró apagar su despertador, se sentó al borde de la cama mientras frotaba sus ojos, seguido por un enorme bostezo que terminó en pequeño chasquidos de lengua. Rascó su cabeza pasando sus dedos entre su cabello enmarañado y desganadamente posó sus ojos en el calendario que yacía sobre su escritorio enfrente de la cama y reaccionó, era ese día.
Abrió sus ojos como platos gigantes, no podía creer que se le hubiese olvidado que el famoso día por fin había llegado. Había diagramado miles de planes en su cabeza que le permitieran de alguna u otra manera, evitar ese fatídico evento, todos resultando como un completo fracaso. Maldecía ser un Omega sumiso y tranquilo, claro que Baekhyun era todo menos sumiso y tranquilo. Maldecía el hecho de que los Alfa Clase A, tuvieran el privilegio de prolongar su participación en el Sanyang si así lo querían.
Y Escapar no era una opción, no podía huir, no si no quería ser encerrado por conspiración contra el Alto Régimen y traición a la nación. "El Sanyang es para nuestra supervivencia, es nuestro deber como Omega satisfacer las necesidades de los Alfa", era lo que les habían enseñado desde prácticamente toda la vida. Y para el castaño era inaceptable que su existencia se basara básicamente en servir a los Alfa.
Impotente, se levantó para dirigirse a la ducha y arreglarse de la manera apropiada para el Sanyang, aunque al pequeño eso lo tenía sin cuidado, sin embargo existían leyes que tenía que cumplir. Salió del baño para proceder a vestirse con su blanca camisa de gala mientras maldecía a los Beta, quienes no tenían que someterse a dicho ritual para encontrar pareja, ellos podían relacionarse con quien se les apeteciera y formar una familia.
Los Beta se dedicaban al cuidado de los Omega, pues al contrario de los Alfa, eran inmunes al aroma que desprendían al entrar en celo y tampoco sentían la necesidad de obedecer fervientemente a los Alfa, no de la misma manera en que los Omega lo hacían.
—Malditos bastardos —se murmuró furiosamente a sí mismo mientras terminaba de ponerse sus pantalones blancos a regañadientes. —Malditos Alfa... Malditos Beta... Maldito Alto Régimen... —seguía refunfuñando mientras anudaba su corbata color plata.
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Indómito [ChanBaek / Baekyeol]
FanfictionEl pobre y desesperado Baekhyun se mordía la lengua cada vez que le decían que el Sanyang era totalmente verídico y no quedaría decepcionado, pero joder, él no quería conocer a su pareja de esa manera. El necesitaba encuentros repentinos, roces coqu...