Prologo.

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Estaba atrapada, el chico atrás de mi apuntaba con su pistola en mi cabeza, "Respira" me dije a mi misma, y tome el valor suficiente para voltear a verlo.

-Sólo quiero tu dinero, no te haré daño... o eso espero. -Dijo el y una sonrisa apareció en su rostro.

Tenía el cabello al rizado y ojos café oscuro que podrían dominar a cualquiera con sólo una mirada.

No le daría mi dinero, el callejón en el que me encontraba estaba inusualmente más oscuro de lo normal, "¿Porqué a mi?".

Tome un alargado respiró mientras el me miraba esperando a que le entregará mi dinero o corriera como niña espantada.

Para ser honesta estaba espanta, y mucho, mis manos sudaban y mi respiración estaba ligeramente más agitada de lo normal, tenía miedo.

Hace una semana me había mudado a Melbourne, era una típica ciudad donde todos apagan las luces a las 9:00, todas las casas se parecían y era realmente difícil diferenciar.

Todos los vecinos conocían las historias de todos, la historia de la semana pasada había sido yo, a todos los lugares que iba oía los típicos chismorreos "Es la nueva, viene de Londres" y "Oi que vive sola, esta muy pequeña".

Ahora me encontraba entre la espada y la pared, si le daba mi dinero, no comería en una semana, si no se lo daba probablemente moriría.

-¿Enserio?- Hablaba una voz diferente, al otro lado del callejón, un tipo idéntico al chico detrás de mi caminaba hacia nosotros, parecía estar algo enfadado.

-¿Qué quieres Jai?- Preguntó una voz cerca de mi oído.

-Tu.- Me señalo el chico que acababa de llegar al rescate. -Vete de aquí.

Tome un poco de aire, mire incrédula a ambos y me hizo una señal afuera del callejón.

-No salgas después de las 10, ¿Entendiste?- Fue lo último que dijo el chico que me había salvado.

Asentí torpemente y salí corriendo de ahí, dejando a los gemelos detrás de mi, después de correr unos minutos sabia que estaba más alejada del callejón.

Me senté en la banqueta y las lágrimas inundaron mi cara, después de un lapso de lágrimas y recuerdos, sabía que había librado lo que pudo ser mi muerte, me limpie las lágrimas, era un nuevo inicio, no podía seguir siendo débil.

Mi ropa estaba empapada de sudor, mi frente más caliente de lo normal, tome un poco de fuerza, comencé a caminar hasta que mis oídos captaron algo, un disparo, regrese al callejón lamentándolo, pero ya no había nada.

Corazón para dos. {Jai Brooks, Luke Brooks y tu} JanoskiansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora