Me veía tan obligada a contarle lo que había sucedido, pero era tan incómodo teniendo presentes sus sentimientos hacia mí.
-Dijo algo que... no debí haberlo tomado a mal, pero sabes lo sensible que soy, era de esperar que sucediera algo así -Y de alguna forma me las ingenié para no contarle lo que sucedía, ya no podía decírselo todo.
-Entonces debe tener mas cuidado, es increíble que se conozcan hace tanto tiempo y no sepa como dirigirse hacia ti -Sonrió con los ojos brillantes.
Sabía porqué lo decía, el siempre me trató con respeto, cariño y sabía muy bien las palabras adecuadas al dirigirse a mí, se podía decir que era la persona que nunca en la vida me había hecho algún tipo de daño y estaba seguro que nunca lo haría.
-Es que tu si sabes como tratar a las personas -Sonreí y por primera vez miré a los ojos sin tener alguna sensación incómoda.
-Y por eso creo que debería enseñarle un poco a Justin -Carcajeó dulce.
-No estaría mal -Acompañé su risa y con suavidad empujé uno de sus costados.
-Oye, no debes sentirte mal por aquello, tarde o temprano Justin irá de rodillas pidiendo una disculpa, tu solo hace como si no te importara -Y estaba en lo correcto, era tal cual como debía ser.
-Creo... que ese es el mejor consejo -Sonreí.
-Hamm... y oye, se que quizás lo de hace un rato fue incómodo, te debo una disculpa, creo que está bien que seamos solo...
-Amigos -Interrumpí con una mirada y sonrisa comprensiva.
El sonrió y extendió los brazos, nada en estos momentos podía ser mejor que recibir un abrazo de su parte, acogedores y protectores, nada mejor.
Me quedaría siglos estando ahí, una amistad como la que ofrecía Ryan era imposible de rechazar.
- ¡Ahá! ¡Con que ahora corres a sus brazos! ¿NO? ¡PERFECTO! -Su molesta, enojada y furiosa voz apareció en un instante en la habitación.
Deshice el abrazo que sosteníamos y miramos en dirección a la puerta, era obvio, Justin.