No siempre puedo fingir una sonrisa

Fantasma

La peor sensación que una persona puede sentir es el sentirse excluido de su propio mundo, sentir como aquellas personas a quienes amas y por las que darías tu vida te olvidan, sentir como eres fácilmente reemplazado. 

Justo ahora me imagino alguien que ya no se encuentra en el mundo de los vivos, pero que se quedó vagando por ahí, rechazando el dejar su antigua vida, merodeando y observando desde las sombras; siento su sufrimiento en carne propia, lo imagino ahí, viendo como las lágrimas por su pérdida cesaron y sus seres queridos continuaron con sus vidas; se que suena egoísta, pues nadie debería dejar de vivir por la pérdida de alguien, pero imaginen que son ustedes, imaginen que mueren y que las almas en realidad si se quedan aquí, que no pasan a otro mundo, sin embargo nadie los ve, pero ustedes si, y díganme,¿ les gustaría que los olvidaran?; sé que siempre quedará algo de ese amor, de esa añoranza, pero aceptémoslo, nada volverá a ser lo mismo, se fue, me fui, me fui y perdí mi lugar, fui reemplazada y aunque yo no pude seguir con mi vida ellos lo hicieron, ellos perdieron una persona, yo, perdí mi mundo, me quedé estancada, ¡Dios me quedé malditamente estancada!!! soy incapaz de continuar, anclé mi alma en el pasado y perdí de vista el presente; mi alma se encuentra con ellos, con ellos mientras ellos no me ven y yo los observo olvidarme, duele, realmente duele, porque justo ahora soy un miserable fantasma que se quedó vagando en su vieja vida mientras observa a sus amigos y familia seguir con sus vidas. 

No puedo partir, duele, realmente me mata si es que se puede estar más muerto, pero prefiero aferrarme a este dolor antes que seguir adelante, seguir adelante y decir adiós a mi pasado sería acetar que ya lo perdí todo, y no quiero, no quiero aceptarlo, sería como reemplazarlos a ellos aunque ellos ya me reemplazaron a mi, sería como aceptar que ya no tengo un lugar en mi antigua vida, y aunque soy consciente de que es así, que ya mi lugar fue ocupado, continúo negándolo, porque jamás, jamás, me atrevería a aceptar que ya no tengo lugar en la vida de las personas a quienes más amo.