Parte 1 Sin Título

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Hay veces en que simplemente quieres que todo se termine, que todo tenga un fin y es que solo quieres un poco de paz, no quieres fingir mas, simplemente llega un punto en el que te cansas en el que solo quieres desaparecer. Ya me cuesta el caminar, el levantarme día a día y decirle a mis pies, anda muévanse, cuando no tengo razón alguna para seguir, quiero una meta un sueño, algo que me inspire a continuar, algo por lo que quedarme, algo, solo quiero algo, que por más pequeño que sea, me deje saber que tengo una razón por la que permanecer en este maldito mundo, una meta que alcanzar, pero adivinen que, yo era una chica soñadora, yo fui esa chica, tenía ese amor imposible, ese que quería conseguir a toda costa, una inmensa familia, no pedazos de mi familia, tenía amigos con los que reír, amigos verdaderos, tenía una meta, yo quería hacer feliz a todas esas personas a las que le debía tanto, pero la vida me las fue arrebatando una a una, junto con ellas, todas mis metas y sueños, ahora solo ando por ahí, sin metas, propósitos o sueños y vivo mi vida como si tuviese unas enormes y pesadas cadenas atadas a mis pies que me impiden el continuar y cada día se hacen más pesadas y se multiplican, tengo miedo de caer al agua y por culpa de ellas no poder salir a flote, aunque creo sería lo mejor, tal vez esas cadenas están ahí por algo, tal vez me las merezco, tal vez no, quien sabe solo quiero que todo acabe , quiero salir de esta oscuridad interminable, ya sea hundiéndome para siempre o encontrando la salida, pero quiero que este sufrimiento se termine, que este nudo en mi garganta se desate, que estas lagrimas no corran más, quiero , solo quiero, quiero tantas cosas, tantas... quiero mi vida de vuelta, quiero tener una vida nuevamente, nada de risas fingidas, quiero caminar a la par de mis compañeros y querer estar ahí, quiero tantas cosas, pero... Gracias a todo eso he logrado aprender a apreciar las pequeñas cosas, cosas que antes me parecían tan insignificantes, he aprendido a apreciar la lluvia, gota por gota, admirar la tenue luz de la luna, la majestuosidad de la noche, el verde césped salpicado de rocío, el suave y relajante canto de las aves, la complejidad de los arboles, la belleza de las flores, acariciar a un pequeño gatico por la mañana, despertarme y tomar un café viendo el amanecer, desvelarme y pensar y pensar en cosas que me torturan pero que a la vez son recuerdos tan hermosos que no puedo desear olvidar, leer tranquilamente un libro, he aprendido a apreciar la soledad, el silencio, los sonidos, el viento desordenar mi cabello... He aprendido a apreciar las cosas más sencillas y pequeñas y ya no sé si todo lo que me ha sucedido es bueno o malo, ya no sé nada.

No siempre puedo fingir una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora