Todo en su departamento me era tan familiar, las chácharas en los estantes, los libros y los muebles antiguos, la pared repleta de figuritas de porcelana, cuarzos y estatuillas de bronce, todas ellas de lugares indescifrables, mientras recorría sus pasillos el se acerco y me extendió las manos con una muda de ropa seca perfectamente doblada- Ponte esto, te quedara grande pero evitara que te resfríes - Me dijo, tome la ropa y lo mire a los ojos, seguían brillantes, había algo en ellos que me hacían sentir segura como hace mucho que no me sentía. Me señalo su habitación donde podía cambiarme.
- Prepare té esta lo suficiente caliente para que recuperes el calor en tu cuerpo - Le sonreí y me dirigí a la habitación, su edredón sobre la cama era igual al mío, me acerque a el , pase mi mano y sentí cada fibra tejida, era idéntico, lo tome en mis manos y lo acerque contra mi pecho, el olor a el estaba impregnado por todos los hilos de muchos colores, de pronto un recuerdo vino a mi, de este mismo edredón, mi vista se nublaba, mientras mi cabeza daba vueltas, mientras multiples imagenes de instantes no salían de mi cabeza, Kay y yo abrazados frente al fuego en una cabaña, hacia frío, mucho frío, el edredón sobre nosotros nos guardaba el calor, nos acogía uno al otro. Atontada me logre sentar sobre la cama, dejando caer contra al suelo el edredón, me lleve las manos a los ojos, tratando de calmarme, respire profundo mientras el olor de su habitación lo reconocía, todo era tan confuso, sentía agobiada. Me desvestí de inmediato y me puse la sudadera de algodón y los boxers de tartan que me había dado, coloque en el baño la ropa empapada y me dirigí a la sala, el me esperaba sentado en el tabure bien colocado frente al sillón. Me senté y me abrace a mi misma y le pregunte
- ¿Me explicaras ahora?
- Si, en su momento, primero toma esto- Me acerco una taza de té servida en una preciosa taza de porcelana, tan antigua como todo en aquella habitación. Me acerco su móvil
- Haz tu llamada.
- No, quiero que me digas que esta pasando
- Te he dicho que en su momento, quiero que estés lo más cómoda posible.
- Siempre tan obstinada- Me dijo, riendo para si mismo, yo lo observe atenta, esperando una respuesta.
- No ibas a decirme nada en la libreria, ¿No es así?
- No
- ¿Porque? - Pregunte molesta
- Cassidy...
- Kay ¿Qué somos? ¿Qué fuimos?
- Cassidy, son muchos cuestionamientos, si en este momento te digo todo lo que esta pasando, te sentiras agoviada, son demasiadas emosiones para tu memoria
- Kay, soy una adulta, puedo manejarlo
- Cassidy.... yo..
- ¡Kay! - Se acerco hacia mi dejando su taza de té en la mesa de centro y me tomo de las manos, me miro fijamente a los ojos.
- Nos conocemos de muchas vidas atrás, viajamos en el tiempo y modificamos pequeños fragmentos de la historia de la humanidad.
- ¿Estas diciendo que somos viajeros del tiempo?- Mi mente se quedo en blanco y no pude evitar soltar una carcajada - ¿Cambiamos la historia? - Dije con sarcasmo - Es una broma, esto es una broma ¡Claro! - El me miro, fruncio el seño y me lanzo una mirada seria, dio dos sorbos a su té
- Dime que viste en mi habitación al ver el edredón de hilos de colores
- No se de que estas hablando
- Si esto es una broma Cassidy, dime entonces ¿Porque me reconociste en la librería? ¿Porque se tu nombre? ¡Vamos dime!¿Cuál es la razón y el porque de las imagenes que están ocultas en tu memoria de ambos? ¡Tu y yo juntos! - Me levante inmediatamente como si algo en mi corazón me dijera que negara todo, que no recordara, que siguiera ignorante ante todo lo que salía de sus labios- ¡Tu y yo Cassidy! Ves esos instantes... juntos - Me detuvo su voz, se quebraba, su voz se entrecortaba y sus ojos brillantes se cristalizaban, inmediatamente se volvió y me dio la espalda.
- Solo se que no quiero recordar Kay, lo siento, se que debe de haber una razón muy grande para que me niegue hacerlo
- Si la hay, pero no me dejaste saberla.- Kay sale de la habitación sin voltear hacia a mi, yo me quede parada atónita, sin palabras, me dirigí al sillón y me recosté. Kay regresaba con el edredón de muchos hilos de colores, me cobijo y mientras lo hacia yo lo tome de la mano y el no me miro, lo sostuve con fuerza y el siguió sin mirarme
- Kay yo...
- Estoy exausto Cassy..
- ¿Cassy?
- Siempre te gusto que te llamara así
- Entonces hazlo - Le sonreí - No me dejes sola
- No volveré a irme si tu así lo deseas
- Kay, no se que fue lo que hice en el pasado... pero juro que..
- No, no, no Cassy... - lo interrumpí
- y si, tienes razón
- ¿Sobre qué?
- Recorde algo en la habitación
- Lo se, yo también lo vi
- ¿Cómo lo supiste?
- Estamos conectados - Nos quedamos en silencio por un momento
- ¿Viniste a buscarme a esta vida? - Pregunte
- Si
- ¿Porqué no me lo dijiste inmediatamente?
- Regresaste desde cero Cassy
- No entiendo
- Naciste de nuevo, esta vez no viajaste en el tiempo, de algún modo lograste renacer tu alma.
- ¿Renacer?
- Solo hubo un instante, fue hace un par de años, seis para ser exactos, te busque, viaje a todas las memorias, momentos y vidas juntos, hasta que te encontré y me reconociste. Pasamos por esto de nuevo y estuvimos en esa cabaña que recordaste en la habitación, al día siguiente te habías ido, llevándote contigo la otra mitad del edredón, sin despedirte, sin dejar una nota, desapareciste de nuevo, hasta hoy - Yo me quede en silencio desconcertada escuchando cada palabra - Reapareciste en mi vida como un fantasma- Se sentó junto a mi en el sillón - Créeme Cassy no pensé que volvería a verte, no quería volver a verte y no fue porque te odiara, fue solo que ...¿Tu y yo, juntos toda la eternidad? ... es solo un sueño.
Seguí en silencio, mis ojos se cristalizaron al escucharlo y el tomo mi mano la beso y me cobijo. Nos quedamos en silencio por un largo rato y yo poco a poco comencé a sentir que mis ojos se adormecían, dejándome caer en un profundo sueño, Kay se acerco y me dio un beso en la mejilla - Dulces sueños mi princesa silenciosa - Me susurro.
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LA VIDA SECRETA DE CASSIDY
Teen FictionCassidy sale de casa con la certeza de que su vida como la recuerda seguirá su curso . Sabe que al regresar de la calle, prepara el té de las cinco de la tarde y se sentara frente a la misma ventana como su fiel rutina de hace seis años. Contemplara...