1 Sentimientos y encuentros:

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No había nadie que me hiciera reír como el, a como me hacia sentir tan viva y ser yo misma. Desde el momento en que lo vi en que le hable, me encanto, me fascino. Tan elegante, tan pulcro, era alto, blanco, cabello castaño rebelde, cejas perfectas, labios finos, ojos cafés, de manos fuertes y largos dedos... Su forma al expresarse era inigualable, yo disfrutaba de que me cantara a mi, disfrutaba de sus abrazos y miradas.

Mi primer sentimiento fue al gustarme como me miraba fijamente me sentía desnuda ante su mirada, era algo intimidador y pervertido, sus dedos al tocar mi barbilla para mirarme siempre me producían escalofríos y una electricidad por nuestros cuerpos que ambos sentíamos y se notaba a nuestro alrededor.

Éramos tan diferentes, y me preguntaba ¿como alguien como el, pudo fijarse el alguien como yo? Yo solo tenia 16 mi mente era abierta pero no tanto como la de el, amo la música, me encanta el arte, amo leer, me encanta el amanecer, una taza de café por las mañanas, el aire fresco, la libertad, la noche y la luna, soy alguien de pequeña estatura, blanca, ojos grises cabello negro azabache algo ondulado, mi vestimenta es algo hipster, y bohemio, a veces algo rockero, a veces algo simple, mi forma de pensar es tan diferente, podría aconsejar a quien quisiera, soy muy amistosa con los que me rodean, me encanta ayudar a los demás a quien lo necesite, soy alguien a quien agarrarle mucha confianza, era algo seria pero me comportaba distinto cuando estaba con el era otra no me importaba nadie, y yo era una niña a su lado. El tenia 23; El era tan perfecto, elegante, pulcro, con una mirada tan profunda, era alto, blanco como ver el resplandor de la luna, ojos cafés, cejas perfectas, cabellos castaños y algo rebeldes, voz grave, su vestimenta siempre eran sus pantalones rasgados, camisas sencillas pero detrás de ese tipo de ropa era alguien muy perfeccionista a toda hora, dominante, ególatra, y muy dedicado a sus cosas; era conversador, atento, alegre con la gente a su alrededor, todo el era morbo en su mirar, hablar y caminar; y aun no podía creer porque se había fijado en mi éramos muy diferentes, pero cuando estábamos juntos compartíamos, hablábamos, nos divertíamos, sentíamos una conexión inigualable una chispa que se encendía en mi cuerpo al sentir su cercanía y su tacto, el conmigo podría ser adolescente se comportaba distinto, su forma de coquetear conmigo me encantaba y pasábamos nuestro tiempo juntos , éramos uno al compenetrarnos de esa forma o de cualquier otra. Nos deseábamos con la mirada, siempre tenia la costumbre de mirarme a los ojos fijamente era intimidante pero siempre estuve acostumbrada a ese color de sus ojos tan profundo, era como sentir grandes olas golpeándome por dentro y el deseo crecía en mi con aquellos labios, aquella voz tan excitante que me hablaba y me decía: "Tus ojos, delatan tantas cosas, que no las puedes ocultar, y esos labios me tienen mareado cada vez que te miro de esta forma en que lo hago"

Eso siempre me dejaba con gran deseo dentro de mí, me encantaba esa forma de hablar tan erótica, que hacia que me convirtiera en sumisa de sus palabras y de el.

Nuestros encuentros fueron así, explosivos, algo románticos, divertidos, teníamos ese magnetismo esa conexión, que no se podía romper. Era tan fácil compenetrarnos, ser nosotros mismos, acoplarnos el uno al otro, nos necesitábamos y nos acostumbramos a todos esos encuentros y sentimientos encontrados al vernos.







Solo recuerdos, y mi odio...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora