La voluntad de la luna de sangre

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El apestoso hombre contemplaba el cadáver de aquella pobre mujer. Había contratado sus servicios y no le había satisfecho, en su ebrio estado, la muerte era un pago justo.

Con paso tambaleante e inseguro, el borracho caminaba hacia su cabaña de madera medio podrida, bajo la sangrienta luz de la luna.

Hoy había luna roja.

Por aquellas tierras se creía que cuando el astro nocturno se teñía de rojo adquiría místicos poderes, que con su voluntad hacía pagar a aquellos que tienen crímenes de sangre en sus manos.

El hombre, desorientado, había dado muchas vueltas por las calles de aquel pueblo portuario, sin encontrar aun su casa. En una de sus muchas vueltas, había llegado de nuevo al lugar del crimen. El cuerpo ya no se encontraba allí y la luz de la luna estaba mas roja que nunca. De repente, sintió un escalofrio en todo su cuerpo, algo no andaba bien. Las paredes de las casas que conformaban aquel callejón se volvieron negras y, ahora sí, el ambiente estaba completamente pasado por un intenso filtro carmesí.

Oyó una voz que venia de sus espaldas. Se giró y allí encontró a la mujer que había asesinado, solo que bastante cambiada. Su sucio y corto pelo había sido sustituido por una media melena blanca, y sus ojos antes marrones eran ahora de un rojo oscuro, del mismo color que un símbolo de la luna creciente que flotaba sobre su cabeza a modo de aureola. Su piel era casi tan blanca como su pelo y vestía una escueta armadura granate. A su alrededor flotaban cuatro discos, uno completamente rojo, otro completamente negro, otro rojo en su gran mayoría excepto un arco decreciente de color oscuro y un último casi totalmente negro a excepción de un arco creciente de color rojizo.

Al tocar este último con sus dedos, se convirtió en una horca de mango negro, con los pinchos del extremo rojos en forma de luna creciente. Antes de que el desgraciado borracho entendiera lo que pasaba, la albina dama hundió la horca en su pecho, atravesandolo de parte a parte. En esa agónica postura, lo elevó en el aire y con desprecio pronunció:

- Esta es el precio del crimen.

Al acabar la frase, dejó caer el cuerpo inerte sobre el suelo.

Esta es, pues, la voluntad de la luna de sangre. Mientras dure su noche, hará pagar a todos aquellos que tengan sus manos manchadas con sangre de inocentes.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2016 ⏰

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