Estas semanas después de mi cumpleaños, eh pensado seriamente en ir a la Universidad, tengo buenas personas a mi alrededor que desean lo mejor para mí, como para yo seguir insistiendo en sentirme mal por alguien que no pensó en mi cuando decidió engañarme, mi promedio en la universidad debe seguir igual, no puedo seguir encerrada en estas cuatro paredes.
La soledad me ha enseñado a madurar y a ver lo que no se ve.
Estaba decidida que le contaría todo a mi madre, mi aspecto de zombie ya ha pasado a la historia pero ella se merece una explicación, no puedo seguir ocultando todo como si de una desconocida se tratara ella siempre ha sido mi amiga, al igual que mi padre, incluso Andrew que no le gusta para nada los temas de chicas pero si necesitara de su ayuda se que estuviera dispuesto hacerlo.
Hoy domingo por la noche después de una mañana atareada con cosas del hogar y un partido de futbol donde Andrew fue la octava maravilla estaba rendida en mi cama mirando hacia el techo, pensando en cómo iniciaría el tema con mi madre, quizás me hubiera gustado habérselo contado todo cuando las cosas marchaban de lo mejor, así no pensaría tan mal de mi relación con victor, que digo relación, ex relación, porque ya no estábamos juntos, ya no éramos aquella pareja que no solo la edad era una diferencia abismal, si no los gustos pero que a pesar de todo eso, siempre estábamos dispuestos a dar lo mejor de si, sintiéndonos como dos personas enamoradas, encerradas en nuestro propio mundo donde todo era perfecto.
-Mierda! – Digo cuando ya una lagrima tocaba la punta de mi labio
- Sarah, puedo pasar?- Pregunta mi madre tocando la puerta de mi habitación – Si pasa – seco mi lagrima
- Es momento de que hablamos hija, no creas que no me he dado cuenta, cuantas veces has llorado por las noches, has dejado de comer, la última vez que te vi con tus amigos fue el dia de tu cumpleaños y ya han pasado semanas después de eso- Dice mi madre con tono de preocupación mientras agarra mi pierna que esta forrada con mi suave sabana.
- Sabes que puedes confiar en mí, no te juzgare, solo te apoyare y siempre voy a querer lo mejor para ti, soy tu madre recuerdas?.
Mi madre siempre fue mi amiga, en el instituto no tenía muchas, solo Camila y los chicos. Ella era mi apoyo incondicional siempre íbamos de compras juntas, a la peluquería, incluso cuando discutíamos no podíamos pasar mucho tiempo sin hablar yo estaba dispuesta siempre a pedir perdón.
- Es 10 años mayor que yo- Mis lágrimas salían una tras de otra, eran casi que incontenibles, esperaba cualquier regaño, no es normal que tu hija salga con un hombre que le dobla la edad, me acercó a su cuerpo para darme un fuerte abrazo, pensándolo bien, era lo único que necesitaba, siempre lo he necesitado, era como un vaso de agua en el desierto, los regaños eran parte de aquella bebida que recorría mi gargante.
– Que paso con el Sarah, vamos mi niña dímelo- pronuncio cuando logro separase de mi agarre, estaba aferrada a ella como un bebe cuando no quiere que lo separen de su madre.
- Me engaño, se fue con su ex y si fuera poco, van a tener un hijo- mi tono de voz ya no era de tristeza si no de odio, ya creo que he derramado las suficientes lagrimas por él, el sentimiento del odio era el único que quedaba, incluso mis lágrimas ya estaba contagiadas del mismo.
- Las cosas siempre pasan por algo, claro te regañare, eres una pequeña que no tuvo que haberse enamorado de un hombre mayor que ella, a pesar de tu corta edad eres lo suficiente madura para saber que eso estaba malo, sus pensamientos, su vida, sus metas, sueños, eran totalmente diferente a los tuyos y aun así lo hiciste, te enamoraste de él. – Siento que su tono de voz es un poco fuerte finaliza la oración con un gran suspiro. – Sabes Sarah el amor no tiene edad, pero hay que saber de quién enamorarnos, te engaño si, pero no debes seguir derramando una lagrima más por ese hombre.
- Gracias ma me hacían falta tus palabras – Digo mientras la abrazo y ella suavemente acaricia mi cabello. – Puedo saber cómo se llama? Pregunta
-Victor- tomo aire- Recuerdas el dia que fuiste por mí a la universidad y llego un profesor a la ventanilla del auto? – Ella piensa un poco antes de contestar- Si claro que lo recuerdo- dice poco después
– Bueno es él, mi profesor de matemáticas.
Lunes
Después de una larga ducha, me arreglo y decido bajar a desayunar, Andrew ya estaba a metros de nuestra casa, mi padre seguía concentrado en su periódico mientras mi madre hablaba de algo con Anny.
– Buenos días familia – Digo animada, hoy había amanecido con otra actitud lo que estaba asfixiándome era el no haber podido contárselo a mi madre, pero ya lo sabía asi que me sentía aliviada.
– Oh hay estas hija ven dame un abrazo- Dice mi padre mientras separa la vista del periódico para dedicármela a mí, seguro mi madre ya le había contado todo, en ese momento mis ojos se conectan con los de mi madre y ella solo me guiña uno, para darle algo de complicidad a el asunto.
Horas después
-Hay esta la desaparecida- Dice Keylin mientras me da un gran abrazo- Como estas nena?
– Bien y tu? –
-Bien, ven entremos las chicas ya deben de estar adentro, es tarde. Me dice para luego entrar al salón, la única esperanza que tenía era que dijeran que el profesor no había llegado, que lo habían cambiado, o incluso que se había ido para el exterior, pero no, un victor ya estaba de pie frente a el escritorio sus ojos se clavaron en mí desde el momento en que atravesé la puerta del salón, sus ojos se conectan con los míos, pero inmediatamente bajo la mirada pero sin antes demostrarle que lo odiaba con cada poro de mi piel.
Me senté en las ultimas sillas del salón con las chicas, el empezó su clase, no digo ninguna palabra, se limitó a hablar de las ecuaciones lineales, tema que ya había dado pero supongo que sería un refuerzo. Le ruego al cielo que las horas se vayan rápido, cada vez que se giraba al tablero no podía evitar dejar de verlo, su cabello, su traje, pero cuando sus ojos volvían a los alumnos, finalizaban conectándose con los míos yo solo bajaba la mirada y fingía que estaba copiando lo que él hacía en el tablero. La clase por fin había terminado, iria con las chicas a la biblioteca adelantar un trabajo para la semana próxima, asi que guardamos las cosas en los bolsos para después salir del salón.
- Señorita Rose por favor espere- Dice cuando quedan aún algunos alumnos en el salón.
– Que pasa? Tengo prisa- digo y las chicas ya habían salido, al igual que los otros alumnos dejándonos solos, parecía como si todos ya supieran lo de nuestra relación, el cierra la puerta apartándonos un poco del mundo exterior.
-Hablemos por favor- Suplica
-No tenemos nada de que hablar.
- Perdoname si?
- Para que quieres que te perdone?
- Para poder seguir viviendo, para no pensar que soy el peor de los hombres.
- Si lo eres me engañaste
- Yo no lo hice amor debes de creerme, te amo Sarah, no puedo dejar de pensar en ti- sus manos ya rodeaban mi cintura para acercarme a la suya- Tu aroma- Exclama mientras recorre mi cabello con su nariz- no puedo seguir viendo esa tristeza reflejada en tu rostro.
- ya lo de nosotros no puede ser, esto se acabo por ti, no por mi.
-No pienso dejarte ir- nuestros labios estaba llamándose a gritos, mientras que le dábamos el placer de volverse a unir como en la primera cita
- Déjame por favor, y no vuelvas hacer eso - Le digo mientras lo aparto de mi cuerpo haciendo que retrocediera un poco, sus fuertes brazos me cogen por la parte de atrás evitando que pudiera salir de ese lugar, nuestros labios se volvieron a unir para darnos un beso tan desenfrenado - no te vayas por favor- Dice sobre mis labios- debes confiar en mi.
- No se como hacerlo, víctor no se como volver a confiar en ti- Le digo para luego salir de ese lugar, sus ojos expresaban solo tristeza, quizás esa misma tristeza que sentí yo cuando se acabo todo.
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Mi profesor de matemáticas PARTE 1( POR SIEMPRE TU) Wattys18
RomansSarah Rose una chica de 18 años bastante común a todas las demás, con una vida normal, con sueños y metas bien claros desde muy pequeña. cuando entra a la universidad se encuentra con buenas chicas que hacen que sus días de clases sean mas fáciles...