Él es tan malo pero lo hace tan bien.
Qué se siente hacer el amor? Para mi calenturienta mente de adolescente era la única pregunta que rondaba mi cabeza, necesitaba experimentarlo y cuando se presentó la oportunidad supe que no debía desperdiciarlo.
Él era alto, incluso más que yo y vaya que mido 1.80 cm. Tenía una piel pálida, ojos hazel y su cabello era precioso y no hablar de su miembro, oh! Tenía características adorables y sexies.
La primera vez que me entregue a él fue en un motel barato, era tan inocente e inexperta, prácticamente él hizo todo. Pero qué esperaba? Si yo era virgen.
Quien diría que él sería el primero en inducirme al mundo en el que ahora vivo.
Fue muy bueno haciéndome suya y a pesar de los años es uno de mis favoritos.
Pero no me amaba ni yo a él. Si tan sólo tenía 16 años, él era mayor, claro.
Y era tan bueno, me hacia llegar al clímax como ningún otro, su manera de moverse en la cama era precisa y maravillosa.
Estuvimos juntos varias ocasiones y juré que después de él ningún otro hombre iba a compararse con su sincronía, tan delicada y al mismo tiempo ruda.
El sexo con él era intenso y agotador. Cada vez necesitaba más y más para sentir que mi cuerpo estaba vivo, necesitaba un hombre entre mis piernas y él fue quien sació mis necesidades un tiempo, pero después desapareció, así fue como comenzó mi insaciable búsqueda de un amante que pudiera hacerme sentir de la manera en la que me sentía con él.
Y fue muy difícil, mis expectativas eran muy altas. Necesitaba un hombre que poseyera un miembro viril que me hiciera gemir de placer cada vez que entraba en mi.
Es por eso que él siempre será el primero...