Will Solace era la persona más testaruda del mundo cuando se lo proponía.
Nico llevaba dos horas tumbado en la cama sin hacer absolutamente nada. Encerrado en esa estúpida habitación de estúpidas paredes blancas. Y por si fuera poco, Will no paraba de ir y venir, vigilándolo mientras ayudaba a otros pacientes, con lo cual era imposible escabullirse.
A pesar del aburrimiento, no pudo evitar dejar escapar una pequeña sonrisa al pensar en lo nostálgico que resultaba todo el asunto. Hacía cosa de un año, había estado nada menos que tres días encerrado junto a Solace. Aun recordaba lo nervioso que se había sentido cuando sus brazos habían sido vendados por las suaves manos del chico, y lo incómodo que estaba sin su camiseta la vez que tuvo que dejarse curar el torso y espalda. Desde esos días habían pasado mucho tiempo juntos y aun con eso, el estómago de Nico no se acostumbraba a la increíble sensación de que los ojos azules del rubio siempre estuvieran fijos en los suyos.
El sonido de la puerta al abrirse lo sacó de su ensoñación.
-Ya era hora. -dijo Nico levantándose de la cama de un salto. Puede que al llegar hubiese estado un poco mareado, pero ahora se encontraba como una rosa.
Will le lanzó una mirada. Parecía cansado, pero aun así dejo escapar una sonrisa.
-Todavía tengo que hacerte unas cuantas pruebas, así que vuelve a sentarte.-dijo con la voz ronca. No cabía duda de que había estado trabajando sin descanso. Su pelo estaba revuelto, y sus ojeras se podían ver a kilómetros de distancia. Las chanclas que adornaban sus pies soltaron un pequeño sonido al deslizarse sobre el suelo para dejar una carpeta con papeles encima de la mesa.
-Solo fue un...
-Ya sabes lo que opino de los viajes por las sombras, Di Angelo.- Su tono dejó muy claro que Nico no iba a salir de allí en todo el día.
Nico puso una mueca. Puede que aquella vez se excediera un poco -un poco mucho-pero si solo se trataba de un viaje, era algo que podía controlar.Sin embargo también era algo que Will Solace nunca podría comprender.
-Se que puedo hacerlo si me concentro lo suficiente. -soltó un bufido.- Solo necesitaba practicar.
Parecía que el hijo de Apolo iba a protestar de nuevo, pero antes de que pudiera hacerlo, su cuerpo se tambaleó y hubiera caído al frío suelo si los brazos de Nico no hubieran estado ahí para sujetarle.
-¿Will?-dijo asustado.
-Estoy bien.- le contestó en lo que pareció una especie de gruñido.Aunque saltaba la vista que no lo estaba. Al ver que respiraba entrecortadamente, Nico se preocupó más, y sosteniéndole con la mano derecha, colocó la otra en su frente. Retiró la mano al sentir el inminente calor.
-No me hagas reír, Solace. ¡Estas ardiendo!
-Es normal, soy el hijo del dios del...
-Oh,cállate.
Nico le agarró de un tirón y lo llevó en volandas hasta la cama. Le obligó a tumbarse y al ver que había empezado a tiritar le echó la manta por encima. Acto seguido le destapó de golpe al notar que Will seguía ardiendo. Estaba tiritando pero tenía calor. Obviamente tenía fiebre, pero nunca había visto a nadie que la padeciera deforma tan violenta. Así que probablemente se trataba de algo más grave. Nico di Angelo se estaba desesperando tanto que no descartó la idea de llevarlo de viaje por las sombras hasta el océano ártico.
-Dime qué hacer, Will.
Will cerró los ojos y mostró una de sus ligeras sonrisas. Nico torció el gesto con preocupación. O quizá se le había encogido el corazón. No lo sabía bien. No quería saberlo.
-Es solo por el cansancio. Puede que hoy haya sobrepasado un poco el límite.
Nico tuvo que morderse la lengua para no contestarle de mala gana algo como"¡¿Tu puedes abusar de tus habilidades y yo no?!"Pero recordó que Will jamás podría dejar de lado a sus pacientes para descansar y a pesar del enfado interno, se obligó a calmarse.
-Entonces te ha pasado antes.- afirmó Nico sentándose en la esquina de la cama.
Will asintió y señaló el armarito del final de la sala. Nico se levantó corriendo a abrirlo.
-El de la derecha- murmuró cuando Nico abría la puerta que no era. Abrió el correcto y solo le bastó un vistazo para reconocer lo que Solace quería. Un frasco enorme de color rosa lleno de chiches reposaba en el centro. Al coger el bote, Nico se preguntó cuantas veces Will había tenido que arrastrarse a por uno, solo para continuar trabajando. Sintió una punzada de dolor en el pecho. Intentaba ayudarle siempre que podía, pero el hecho de no entender nada de medicina hacía las cosas muy difíciles y para colmo siempre acababa dándole más trabajo.
Cerró el armario de mala gana con uno de los chicles entre los dedos y se acercó a Solace.
El joven le miró, con los ojos azules muy brillantes y abrió la boca. Nico alargó el brazo y se ruborizó al deslizar el chicle entre los labios del chico.
Entonces Will susurró algo tan bajo que Nico tuvo que acercarse más para entenderlo.
-Quédate...conmigo. -repitió en un susurro aun más bajo que el anterior.
Nico notó que todo el calor de la habitación se acumulaba en sus mejillas,solo Will podía hacerle sentir de aquella forma. Apartó la mirada de aquellos insistentes ojos azules y se tumbó a su lado, dándole la espalda.
Sabía que los ojos de Will todavía estaban mirándole, pero Nico sentía que no sería capaz de sostenerle la mirada ni un segundo más. Fue entonces cuando notó un movimiento a sus espaldas, junto con la sensación delas cálidas manos de Will rodeándole la cintura. El corazón de Di Angelo dio un vuelco al notar el aliento del chico justo en el cuello. El contacto había hecho que las mariposas esqueléticas se multiplicasen y que la presencia de Will Solace lo atrapara una vez más.
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Benditos sean los chicles mágicos. (Solangelo)
FanfictionMi primer one-shot sobre Nico di Angelo y Will Solace <3 Todos los personajes mencionados le pertenecen al grandioso, magnífico y extraordinario Rick Riordan. "A Nico di Angelo se le torció el gesto, o quizá se le había encogido el corazón. No lo sa...