Atenea

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Me despierto más cansada de lo que me dormí. Estoy estresada. La absurda decisión de mi padre me está volviendo loca y me estoy replanteando el seguir en la agencia. La dueña y fundadora de la empresa era mi madre. Petra Tomekis era un genio en publicidad. Comenzó de la nada con la pequeña herencia que le había dejado mi abuela y tuvo suerte de que un empresario del área automotor amigo de mi abuelo le tuviera confianza y la contrato para lanzar su campaña de autos de lujo. La campaña fue un éxito a nivel nacional y luego fue lanzada a nivel mundial. La agencia dio un salto enorme y creció extraordinariamente. Yo tenía 20 años cuando ella falleció de golpe de un ataque cerebro vascular que nadie pudo prever. Al morir sin testamento todo quedo en manos de mi padre. Yo ya trabajaba en la agencia como publicista. Amaba el trabajo, ser creativa era mi pasión. Lamentablemente mi padre era un fiasco.

Después de la muerte de mi madre que lo mantenía a raya con la amenaza de dejarlo en la calle se desboco completamente. Volvió a ser el mujeriego y despilfarrador que había sido antes de casarse con mama y su mayor error fue contratar a su sobrino hijo de su difunto hermano como su mano derecha. Casi llevan a la quiebra la empresa dos veces, por supuesto la salve en honor a mi madre. Pero el último capricho de Kario Kostakis era el colmo. Quería "retirarse "y había decretado que si yo no me casaba en menos de un año dejaría la empresa en manos de mi primo, lo que era un grosero error. Leónidas era un idiota engreído que se las daba de empresario y solo vivía para follar zorras y gastar dinero que no le pertenecía. Se había relamido cuando mi padre dio la noticia en una cena. Sabía que yo no quería casarme. No estaba enamorada de Marcus mi actual novio. Salía con él por pura obligación y mi padre quería que me case con él para que su empresa trasladara su cuenta de anuncios de sus galerías de arte a nuestra agencia. La situación ya me estaba fastidiando por tres puntos principales

1 Marcus era un idiota igual que mi padre

2 era el mejor amigo de Leónidas e igual de presumido e inútil

3 su insistencia para que tuviéramos sexo estaba tocando mi punto limite.

Nunca ni por todo el oro del mundo me entregaría a un tipo como él.

Todo esto estaba haciendo mella en mis nervios. Para colmo de males hoy sábado en vez de poder descansar tenía que asistir a la estúpida gala de beneficencia que mi padre hacía. Tenía mis serias dudas de que realmente usara ese dinero para ayudar a alguien que no sea a sí mismo, pero imagino que si el gobierno se entera no podrá disfrutar demasiado. No me interesa a menos que me manche con el tema y por eso nunca quise ser nombrada junto con su "fundación".

Me levante y fui a correr. Amaba mi casa en la playa. La había comprado cuando una de mis inversiones había triunfado y me dio dividendos que no iba a dejar que mi padre se enterase que tenía. Había heredado el instinto para los negocios de mi madre. Sabía que iba a estar bien y que no iba a fracasar. Por eso fuera de la agencia de publicidad había invertido en algunos negocios como socia minoritaria en secreto y ese dinero lo tenía celosamente guardado de los ojos de mi padre y mi primo. La casa estaba casi en ruinas cuando la compre. Había sido una antigua mansión casi victoriana. Con amplios jardines, una bella alberca, fuentes y paterres de flores por todos lados incluso dentro de la casa. Tenía en la planta baja un living, cocina, comedor que había hecho abrir para que sea todo un amplio ambiente y un estudio biblioteca. Y dos habitaciones de invitados. En la planta alta había tres habitaciones más la mía, la principal, daba la vista directa a unas rocas que daban al mar. Y un hermoso invernadero en la azotea. Amaba la casa y ame volverla a la vida sin quitarle nada de su elegancia de antaño. Tenía una señora que se ocupaba de la limpieza. Zara había vivido en esta misma casa cuando era una niña y su madre era la cocinera, ella conocía cada rincón de la casa y cuando vino a visitarme el día en que me mude vi su emoción. Cuando le pregunte porque estaba así me conto que ella vivía aquí. Incluso me mostro secretos de la casa. Que yo no conocía como cajones secretos en la biblioteca y en mi habitación que había sido la de los señores de la casa también había un secreto. El gran armario tenía cajones estantes y detalles antiguos pero ella me mostro que el gran tocador guardaba un cajón especial para joyería que se escondía debajo del espejo donde a simple vista solo parecía una guarda florida. Apretabas levemente el centro y se abría un cajón con forrado en terciopelo con lugares especiales para cada joya. Ahora tenía casi 60 años y estaba sola. Me pidió trabajo y aunque no me gustaba tener personal de servicio me fue imposible negarme al ver el amor en sus ojos por la casa. Mi mismo amor. Después de correr una hora me di una ducha y desayune con Zara.

Me vestí cómoda y me fui al estudio. Los fines de semana me negaba a trabajar. Ya me volvía loca en la semana tratando de equilibrar los desbandes de mi padre y mi primo como para ponerme a trabajar los fines de semana. Estaba enfrascada en un libro cuando entro Zara y me dejo una bandeja con un bocadillo y jugo de naranja. Me dio un beso en la frente y nos despedimos hasta el lunes. A media tarde llamo mi padre

_ espero verte en la fiesta_ dijo secamente

_ si_ respondí igual de seca

_ recuerda hablar con Marcus sobre el casamiento o lo perderás todo_ dijo con superioridad

_ adiós_ dije y corte la llamada. Maldito infeliz no sé porque mi madre se casó con él en un principio.

Suspire pesadamente. Mis ganas de despegarme todo eran fuertes pero la memoria de mi madre pesaba más.

Elegí un vestido sin fijarme demasiado.  Peine mi cabello castaño oscuro que caía sobre mi hombro derecho y me maquille suavemente acentuando mis ojos . Un brillo de labios acentuaba mi maquillaje y unos tacones Loubotines negros con hebilla de circón que brillaba como diamante. Tome mi bolso y suspire. Debía fingir mi mejor sonrisa.


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