Después de que te fuiste

Con las ganas

Cada día que trascurre es inevitable, poder dejar de sentir todo esto que me quema, que me funde, es poder pedirle al viento que no sea tan crudo conmigo, que no me golpee la espalda tan cruel, que no me desgarre las caderas, que quiera hacerme sufrir cuando ya sabe que estoy completamente destruida.

Desde que te fuiste me he metido más en esa habitación gris y fría, tocando mi cabello con tus dulces y delicados dedos, mis labios ya no besan igual, cierro los ojos y los sumerjo lenta y constantemente en el agua de tu ultima ducha, y pareciese que estás ahí, que ahí te conservas.
Las aves ya no son las mismas, los mil y un girasoles que adornaban mi cabello dejaron de brotar, mi piel dejo de erizarse, y en mi estomago dejaron de zumbar interminables abejas.

Me he quedadon con las ganas de susurrarte al oído lo mucho que te amo y dejarte sordo. Morderte el cuello y rasgarrar tu piel como si fuera el papel de las cartas que no me escribiste. 

He decidido dejarte ir porque no quiero tenerte a mi lado, aunque en realidad nunca te tuve, todo fue como el pequeño vuelo de un pez.