Tuya por siempre.

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Tus ojos estaban cerrados, tu corazón latía conforme se movía tu cuerpo. No existía nada más en nuestro alrededor que las cuatro paredes color azul cielo de tu habitación, un color azul cielo brillante y lindo que ahora parece mas bien uno gris y opaco. Nuestra cama estaba caliente, por el sudor de nuestros cuerpos juntos, uno sobre el otro. Y conforme fueron pasando las horas, pasaron los días, hasta ahora son 16, ya no soporto uno más.
Conforme van avanzando las nubes y el viento va soplando una a una de ellas, transcurre en mi mente el deseo de volver a verte.
Realmente no recuerdo como ocurrió esto, ni cuando, ni a que hora, sólo recuerdo el lugar, el sol brillaba como brillaban tus ojos cuando desnudaste mi piel y te encontraste con todo lo que soy ahora, tus pupilas estaban dilatadas como cuando llegabas al climax perfecto, el césped estaba tan verde como la hierba que fumabas cuando eras demasiado joven, cuando aun no conocías la parte sucia y denigrante de mi, cuando aun no desgarrabas mi piel para encontrarte con mi ángel perfecto, el que portaba unas alas rotas y un alma gris.

El sonido de tu corazón era igual al del reloj que estaba en la sala de la casa de mi padre, ruidoso y alentador; me volvía loca, de un momento a otro quería arrancartelo, llenando mis manos de tu sangre, pura y limpia, como lo era yo antes de conocer a mi puta sociedad.

Fue un 8 de octubre cuando me lo dijiste, no lo soporte, estuve en la escuela hasta las 2:30 PM, en la madrugada de ese espantoso día mi madre tuvo una hemorragia interna a causa de Miomas en la matriz, le llame a mi padre y enseguida llego, se la llevo y no supe de ella hasta después, estaba aterrada, mi mente estaba bloqueada, pensaba en que aquello que te pregunté una vez, me iba a suceder realmente, y lamento decirlo ahora que estás más lejos de lo que me quedan las estrellas, lo peor que podría pasarme en la vida es la muerte de mis padres, ore y rogue porque mi madre no se fuera ese día, que no me abandonará como lo hiciste tú.
Estaba desesperada, quería correr, sacar mis alas, volar hasta donde esta el reino de Dios, sólo para pedirle perdón y para rogarle que nunca me quitara a las personas más importantes de mi vida, pero sé que eso es imposible, porque, todos tenemos nuestra muerte en espera, no sabes cuando, ni donde, ni a que hora, sólo ocurre y no te das cuenta de lo rápido que sucede hasta que termina, ni de lo maravillosas que son las personas que están a tu lado hasta que se van, y pides que regresen, aunque sabes que no ocurrirá.

Recuerdo todas las veces que me hiciste llorar, y cuando lo hacías pensaba que mi alma tenia mucha sangre por derramar, porque las lagrimas son la sangre del alma.
Recuerdo también la primera vez que me golpeaste, y como te sentiste culpable después de hacerlo, me abrazabas y me mandabas cartas para obtener mi perdón, sabiendo que siempre lo tendrías apesar de lo peor que me hicieras; pero sobre todo, recuerdo el primer beso que nos dimos, tan dulce y amargo como un té preparado con el veneno de algunas abejas que zumbaban en el jardín donde tantas veces tocaste mi entrepierna.

Nunca supe lo que realmente amabas y deseabas de mi, aunque a todas horas me decías "Te amo y te deseo con todas mis fuerzas", eso ahora es lo más bello que me han dicho jamás, mi nombre sonaba tan bien cuando salía de tu boca, y lo echo de menos, tanto como echo de menos besarte lento, en las comisuras de tu boca, a lado de tu lunar; mi estrella favorita.

Siempre tuve duda del porque esto era sólo nuestro y no podía contarle nada a nadie ni siquiera a mis compañeras de la escuela, no podía compartir eso porque estaba mal, porque aquellos romances que tuvimos con otras personas lo impedían y los demás lo veían como algo repulsivo.

No todo el tiempo te desee porque no siempre tuve la desesperada necesidad de manter tu cuerpo y alma conmigo. Tu excitación era más grande y rapida de lo que pensaba, y sólo ocurría conmigo, no había ni existía ninguna otra mujer en el mundo que causara ese efecto dentro de tu cuerpo, era un efecto maravillo, hermoso como cada vez que lo descubríamos.

La poca experiencia de vida que tengo me ha enseñado que nadie es dueño de nada, todo es una ilusión, como tú lo eras para mi, y eso incluye todos los bienes materiales como los espirituales.
Siempre trate de mostrarte cada parte de mi, soy mitad basura y mitad ángel. Tú eras el sol pasmoso y yo soy sólo una vela diminuta que se derretia en cuanto me acercaba a ti. Siempre fuiste el mejor caos en mi vida, y te podía ver desde abajó, como el arte que eras.

Todas las veces que te decía un "Te amo" en cada cifra de la palabra llevaba un pedacito de mi alma, y al igual que el infierno eso era cierto, y existía, y si pecabas con mi cuerpo podias perderte dentro sin encontrar salida, porque no la había. Siempre supe que te tenía, y ahora sé que no te he perdido.
Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. Esa es la verdadera experiencia de la libertad: Tener lo más importante del mundo sin poseerlo.

He estado pensando mucho, y he descubierto que no entre en tu vida por casualidad; los encuentros más importantes ya han sido planeados antes, incluso antes de que los cuerpos se hayan visto.
Generalmente estos encuentros suceden cuando llegamos a un límite, cuando necesitamos morir y renacer emocionalmente. Los encuentros nos esperan, pero la mayoría de las veces evitamos que sucedan. Sin embargo si estamos desesperados, si ya no tenemos nada que perder, o si estamos muy entusiasmados con la vida, entonces lo desconocido se manifiesta, y nuestro universo cambia de rumbo.

Todos sabemos amar, pues hemos nacido con ese don. Algunas personas lo practican naturalmente bien; pero la mayoría tiene que de aprender, recordar como se ama, y todos, sin excepción, tenemos que quemarnos en la hoguera de nuestras emociones pasadas, revivir algunas alegrías y dolores, malos momentos y recuperación, hasta conseguir el hilo conductor que hay detrás de cada nuevo encuentro; y entonces, los cuerpos aprender a hablar el lenguaje del alma, eso se llama amor.

Nunca estuve tan enamorada de tu cuerpo como lo estuve de tu mente e inteligencia, siempre me fascino la manera en como deducías cada parte de las cosas que se te presentaban, y lo mejor, nunca lo mostrabas al exterior, eras un misterio, al igual que un caos.

Hay cosas que sí son permanentes, como los tatuajes, tus ojos cafés en mis pensamientos, tus manos entre mis piernas y tu corazón latiendo cerca de mi pecho.

Creí que durante un lapso de tiempo te mantendrías constantemente en mi alma, profundizando mi ser y lentamente desgarrando mi espalda, pasando tu dedo indice una y otra vez, dejando cicatrices con las llemas de tus dedos. Creí que te volverías constante a la mutación, voluble ante mis encantos que estos a su vez eran estrellas cortadas con la luz del sol.

Desde que te fuiste, el labial color carmín en mis labios se ha penetrado más en mis adentros.

Después de que te fuisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora