Capitulo 2

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Hoy se cumplen tres meses de la muerte de Alex, y aquí estoy... Frente a su tumba, leyendo una y otra vez su placa y su nombre. Su cuerpo esta a un metro bajo tierra, descansando en paz.
El día que enterraron a Alex, sólo estábamos Cristián, Víctor y yo. Pero seguramente es todo lo que desearía Alex. Cristián trataba de tranquilizarme con abrazos y diciendome que él estaba en un lugar mejor, Víctor sólo tenía la vista clavada al cajón, ni una lágrima se le vio, ni una mínima expresión de tristeza o angustia, y yo no entendía porque tanta frialdad, todo me resultaba extraño.

Luego de estar un buen rato con Alex, decidí irme a recorrer el cementerio, no es un lugar turístico ni nada de eso pero quería ver sólo para distraerme.

En las placas que estaban cerca de Alex decían que fueron todas personas jóvenes, algunas muertas hace unos años, otros aproximados a la fecha de Alex, decidí ir un poco más lejos, cerca había un hermoso árbol con pequeñas flores blancas, y bajo este un señor encapuchado, me resultó muy extraño y sospechoso ya que cuando me iba acercando al árbol este se movía como si estuviese jugando a las escondidas.

No me quise arriesgar mucho a esa situación así que me alejé de aquel árbol, llendome del cementerio.
Ya en mi departamento, decidi no acostarme como siempre lo hacia sino ir al balcón con aquellas vistas, abrí los ventanales, cerré los ojos y deje que la brisa de las cuatro de la tarde me llene de paz y armonia. Estaba tan relajada, hacía meses que no me sentía tan así, hasta que escuchó algo fuera de lo normal, algo que rara vez se escucha en un edificio, un ruido proveniente de un animal. Abrí los ojos de repente y mire hacia un costado, ahí estaba, una hermosa bola de pelos gris con dos grandes ojos verdes mirandome muy tiernamente.

Al ver que estaba tan al borde del precipicio salí corriendo hacia mi heladera a buscar algo para atraerlo, encontré una ensalada de pollo de ayer, agarre un bol y separe el pollo para dárselo al gatito. Salí de nuevo hacia el balcón y me agache acercándole el bol. El gatito a penas lo olió y vino corriendo ptiernamente
cruzando la línea del peligro hacia lo seguro, o sea mi balcón, a pesar de verse gordito por el pelaje, este se notaba que no comía hace días:

-Que bonito! De donde habrás salido? Comé tranquilo que hay mas pollo para ti.

No te olvido♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora