Look after you. [+18]

Capítulo 2.

Estaba flipando. Estando borracho, Harry había exigido besarme, se me había declarado como si no tuviese la menor importancia y encima había mentido sobre lo de que tenía novia. ¿Cómo me tomaba yo tantas emociones juntas? ¿Cómo debía reaccionar? Estaba totalmente en shock. Intentaba no mostrar mis emociones, mostrándome frío e impasible, como si no me importasen lo más mínimo sus acciones, pero había conseguido el efecto contrario. Me encontraba totalmente tenso, conteniendo mis ganas de devorar a Harry de arriba a bajo, intentando que no se notara que lo amaba más que a mi propia vida... y sobretodo y más importante, retenía mis deseos desesperados de llevar a Harry a la cama, porque podía pasar algo imposible de remediar. Mientras yo estaba sumido en mis pensamientos, él me miraba con curiosidad, esbozando un gesto travieso en su rostro. Yo seguía comiéndome la cabeza, sacando conclusiones precipitadas y llenando mi mente de preguntas que aún no tenían una respuesta definida. Despistado completamente, noté una mano en mi muslo, muy cerca de mi entrepierna. Alcé la vista lentamente, topándome de frente con los labios de Harry, los cuales estaban a escasos centímetros de los míos. Fijé la mirada en sus ojos, viendo como me observaba con un gesto divertido, sonriendo levemente con seguridad. Su mano se movía de arriba a bajo por encima de la tela de mi pantalón, con suavidad y cautela, mientras yo intentaba no mandarlo todo a la mierda y besarlo. Se acercó más a mi, arrinconándome contra un rincón del sofá.

- ¿En qué piensas, Lou? -Dijo mientras sonreía con picardía-.

¿Cómo que en qué pensaba? No creo que fuese la pregunta adecuada para esa situación, ya que nos habíamos besado, él estaba como una cuba y se me había declarado. Un pensamiento obsceno pasó por mi cabeza. Es verdad, Harry estaba borracho... y por lo tanto, indefenso. Pero no quería cometer ninguna locura...

- Pienso en que deberías irte a dormir, ya no sabes ni lo que dices. -Dije desviando mi mirada de la suya-.

- ¿Quéeee? Pero si es muy pronto... -Replicó él, posando sus labios a mi cuello, dejando un húmedo beso- Pensaba que podríamos divertirnos... -Llevó una de sus manos a mi pecho, trazando pequeños círculos con su dedo índice-.

Me estremecí, intentando no pensar en eso. Debía parar eso fuera como fuera, antes de ser demasiado tarde como para resistirme.

- No he dicho que sienta lo mismo por ti... -No, no lo había dicho. Yo sentía mucho más- Vamos, te llevaré a la cama. -Dije, manteniendo la compostura-.

Me levanté del sofá, cogiendo a Harry del brazo, obligándolo a levantarse también. Caminé rápidamente, dirigiéndome hacia su dormitorio. Pero cuando lo hice, noté algo que iba mal. Había estado tan distraído pensando en mis cosas, que no me había percatado de mi reciente y latiente erección. Joder, ¿en serio ya estaba así? Musité, intentando que Harry no se diese cuenta de aquello.

- Vaya, tú no pierdes el tiempo. -Dijo él, soltando una pequeña risa-.

- Imbécil, solo voy a dejarte en la cama para qué duermas. -Dije, notando un rubor en mis mejillas subir-.

Pateé la puerta del dormitorio, sin hacer demasiada fuerza. Cuando estuvo abierta, le di un empujón a Harry, haciendo que se tambalease para finalmente caer en uno de los bordes de la cama.

- Vete a dormir, has dicho muchas tonterías hoy. Mañana no te acordarás de nada. -Cerré la puerta, evitando la mirada de Harry- Buenas noches.

Mientras decía esto, había empezado a caminar hacia mi cuarto. Entré y me tiré en la cama, boca abajo. Solté un grande y aliviado suspiro, aunque no estaba del todo así. Tenía un bulto ahí abajo que me impedía dejar de pensar en Harry. Con la ayuda de mis manos y piernas, me senté en el borde de la cama, mirando hacia la pared, concretamente a una fotografía que tenía colgada en esta. En ella, aparecíamos Harry y yo; los dos estábamos en bañador. Definitivamente, hoy dormiría contra la pared. Sacudí mi cabeza, dejando caer varios mechones de mi flequillo en mi frente, cubriendo un poco mis ojos. Me levanté sin ganas, abriendo uno de los cajones de mi cómoda. Cogí los primeros pantalones viejos que encontré. Los miré. Viejos y descoloridos. Me desvestí, quedando solamente en bóxers. Podría dormir así, sí, pero decidí que no sería una buena idea que alguien -y con ese "alguien" me refería a Harry- me viese en ese estado con solo una pieza de ropa ajustada. Me los puse, abriendo una de las sábanas de la cama. Entré en ella, tumbándome y cubriéndome hasta la nariz, cerrando los ojos y frunciendo el ceño. Me acomodé, quedando contra la pared. Intenté dormir, pero mi mente pensó que sería buena idea hacerme pensar aún más en lo ocurrido. "Mañana no se acordará de nada" pensé para mi mismo. Daba vueltas y vueltas en el colchón, intentando relajarme y dormir. Miraba el reloj constantemente, pero el tiempo pasaba muy lentamente. A altas horas de la mañana, conseguí dormirme, cayendo así en las manos del esperado sueño.