"Ignorantes"

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Prendimos la tercera vela de adviento, el abuelo llamó a la puerta y enseguida le abrimos. Faltaban miembros de la familia, pero por hoy el abuelo sería el último en morar en esta casa. Andrew se recuesta sobre la mesa y se queda contemplando la flama que hace que la cera comience a gotear. Entre abrazos y saludos no había aliento que sobrara, hasta que el abuelo nos calló a todos y se reclino sobre una silla mecedora:

-Tenía yo aproximadamente veinte años...-Dice y todos mis tíos le reclaman que esa es historia ya muy narrada.

-¡Silencio a todos! Les eh hablado de mis juntas como infiltrado, de mis múltiples heridas y anécdotas de guerra pero esta no se asemeja a ninguna otra, porque siempre han oído el conflicto y la conclusión pero no el origen.

Un tío se levanta del sofá y se dirige a la cocina a ofrecer su ayuda, otro pone cara de aburrimiento y extrae su celular del bolsillo, dos tías se han puesto a adornar el árbol navideño. Mi abuelo hace caso omiso ante estas faltas de respeto y continúa su historia invitando a Andrew a que se acerque.

-Lo que ahora son ruinas, por algunos era considerado un país, por otros un continente, Rusia si no mal recuerdo, poseía todo tipo de armas, todo tipo de entrenamientos para todo tipo de situación. Rusia perdió la cabeza e impuso un régimen que apoyaron países europeos, América intervino junto con sus países aliados. ¡Basta de historia me dicen sus rostros! Llenos de incredulidad, llenos de ignorancia. No agregaré nada más. Para forjar este futuro.-Mi abuelo extrae de su bolsillo una capsula dorada y al abrirla se proyectan en el aire edificios y múltiples calles.-Me costó perder a mí también la cabeza, me costó perder amigos a costa de traición. Ahora mi deber es nivelar el orden mantener la ley intacta, libre de cualquier rasguño ocasionado por la mas mínima corrupción de la moral.

Después de cenar mis tíos se marcharon y el abuelo se fue a la recámara de visitantes. Mis padres se fueron a su habitación y Andrew se quedó en mi casa a dormir. Su pápa es muy poco accesible con los permisos, pero valió la pena rogar. Ya recostados en camas separadas ambos nos quedamos en silencio mirando el techo, hasta que doy dos palmadas y las luces se apagan.

-No conocía a tu abuelo.-Comenta And.

-Eso es porque solo lo veo una vez al año y la verdad creo que me avergüenza, esta algo loco.

-Richard Still, avergonzado de su propio abuelo, protagonista de anécdotas increíbles, sargento y responsable de la paz en esta ciudad. ¿Se puede preguntar de que estas avergonzado?

-Increíble significa que no puede ser creíble, lo que no es creíble no es cierto.

-La medalla y el mapa holograma se los ha ganado en la feria supongo.

-No puedes validar sus historias con objetos.

Tras un breve silencio se sienta en la pared y me dice entre susurros:

-¿Escuchas eso?

-¿Qué?-Le cuestiono mientras la intriga nace en mi conciencia.

Andrew se levanta de la cama y se dirige a la puerta, de igual manera me levanto y lo sigo, avanzamos hasta las escaleras y distingo el sonido. Me relajo y comienzo a descender las escaleras. Al llegar al comedor el llanto de mi abuelo se intensifica, le doy una palmada con sutileza y le quito la botella de alcohol que trae en la mano, Andrew no muestra sorpresa y me ayuda a levantarlo. Nos quedamos velando el sueño de mi abuelo a quien recostamos en el sofá, nuevamente es Andrew quien interrumpe el silencio.

-¿Hace cuánto falleció?

-Dos años.

-Dudo que deje de hacer eso pronto.-Consigue despertar mi interés y le pregunto.

Tres días de penumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora