¿Qué?

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¿Qué es esto? ¿Por qué tú rostro aparece en mi mente y mi interior revolotea?
No se en que momento pasó, me niego a abandonar mi intimidad para dar paso a tu presencia dentro de algo tan mío, mi alma.

No gozo de ningún privilegio sobre ti y tu en cambio, viajas dentro de mi, confundiendo mis pasos, ya no más andar decidido, sólo tú que no me dejas recorrer tu humanidad. Sin escaneo, nada.
Lo intento y trato con más que el alma comprender cuan necesitas del espacio vital que has forjado con esmero. Una petición, no quiero otra cosa, simplemente acepta mi petición: Confía. 

Observa a tu alrededor, hay mucha gente aquí, tantos a quienes les importas, demasiados que me niego a creer que no soy lo suficiente para tu desdichado corazón que cerrado con llave has dejado. 
Confía en mi, sólo quiero hacerte sentir feliz, distinto. Una felicidad abstracta pero sincera. Nunca había sido tan sincera como cuando te digo lo maravillosa que resulta una llamada tuya, tus preguntas. Estás tan lleno de curiosidad que no sacias. No temas. 

Jamás llegará a ti ésto, probablemente nunca te diré algo como lo anterior citado y aun así lamento más -No-decirte lo mucho que te quiero. A estas alturas no se que es amar, pero sin dudar conozco el significado de querer, y yo te quiero. Lo hago como lo hace un niño a su helado en verano, como lo hace un anciano al recuerdo de su viejo amor. Te quiero como sólo yo puedo; en secreto. Las mejores cosas en secreto quedan, embriagando a la soledad con tan bellas palabras que no llegaron a ser dichas por ningún valiente. 

Te quiero y me enloquece no poder estar junto a ti de esa manera, aquella que algunos consideran prohibida. Prejuicios que hacen a las almas separar. Abundan los momentos que se convierten en segundos fugaces, esos en los que podemos estar juntos, un momento, un segundo, fugaz. Como el ápice de cariño que veo en tu mirada de cuando en cuando. 

Prohibido, ¿quién no ama lo prohibido? No está mal visto el hecho de que me hagas delirar dejando de lado mi papel de artista para convertirme en amante, pero oh vaya el alboroto que se forma cuando quieres acercarte un poco más de la cuenta. Años, un par de ellos nos separan y los quieren hacer ver como si fuera un pecado. ¿Desde cuándo amar es un pecado? 

Maldita edad. 
Malditos perjuicios, maldito el día en que me permití querer de nuevo. 



Aquello que sólo tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora