Nota#13

9.9K 1K 85
                                    

Desde que se había ido la chica de cabello dorado, Nathan estaba encerrado en su propia prisión de tristeza.

Nada le causaba felicidad, nada lo hacía ilusionarse o emocionarse. Tal vez era porque él sabía que si se ilusionaba por alguna cosa...cuando eso ya no estuviera con él, le causaría un vacío, justo como el que sentía ahora.

Él sabía que el único que lo podría sacar de su propia prisión era él, pero...¿Por qué no lo hacía? Tal vez porque no tenía algo que le hiciera querer seguir vivo. Tal vez porque cada vez que creía estar fuera de ese abismo, caía aun más abajo.

Esto no era nuevo para el, cuando era pequeño, el sufrió de una depresión. Nada lo hacia feliz, hasta que conoció a su mejor amiga, Lizbeth. ¿Ese era su nombre? Por alguna razón Nathan no lo recordaba, era como si todos los recuerdos felices fuesen borrados de su memoria.

Él chico estaba a punto de comenzar a liberar unas cuantas lagrimas cuando otro de esos papeles mágicamente apareció.

Hola, chico de la bicicleta.

Yo no se andar en bici. ¿Algún día me enseñarías?

—S.

El chico de la bicicletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora