El comienzo
Otro día normal como cualquier otro, el mismo colegio, la misma ruta para llegar a el, los mismos "compañeros", la misma chica que me traía loco. A simple vista mi vida parecía perfecta, nada podía salir mal en ella, salvo por un pequeño detalle, la chica que me traía loco no lo sabía, creo que ni siquiera notaba mi patética existencia, por eso hoy me propuse a que este día sea diferente, hoy sabrá quien soy, lo que siento por ella.
-que hay hermano- dijo mi mejor amigo, David.
Hice mi típico saludo con la mano y nos adentramos en la escuela para dar inicio a nuestras clases. -mierda- la primera clase era economía, en la que estaba Daniela. Aquella rubia se ojos azules que emanaba perfección por cada parte de su cuerpo.
-hey, hey, HEY! Despierta!- sentí un ligero golpe en mi cabeza, al darme vuelta para ver quien era el dueño de la mano que me golpeó, vi a mi otro mejor amigo, Christian, el idiota de color que era mi mejor amigo desde el jardín de niños.
-por qué siempre tienes que usar la violencia para interactuar con las personas?- su única reacción fue un carcajada que cuando volteé al salón estaba ella, presenciando mi ridícula entrada al salón.
Como los niños buenos que somos nos hicimos en la parte de atrás para nuestro ritual de molestar a todos en el salón, en medio de risas y recochas escuché a Christian, que era el que molestaba en el grupo.
-que bueno que no ha llegado el profe.-ojalá ni llegue ese gordo de mier...- iba a terminar la frase cuando escuché un carraspeo a mis espaldas, creí que era marlon, uno de los lamebotas del profesor lemmonds, cuando veo el rostro de mis amigos pálidos y con los ojos abiertos como platos como queriendo decirme "cállate", y cuando me di la vuelta vi la enorme figura de mi profesor de mercadeo. Que suerte (tan mala) tengo.
-bu-buenos días profesor lemmonds.
-buenos días señor Styles, creo que hace un rato lo escuché diciendo algo de " gordo de mier..." a qué se refería con eso, acaso era para mi? - dijo con su gruesa voz, mirándome de tal manera que por un momento creí que me iba a caer encima.
-No señor, como se le ocurre que yo irrespetaría a una figura de autoridad como usted- traté de decirlo con la mayor seriedad posible, si no fuera porque mis dos amigos me conocen mas que nadie, no habrían notado el sarcasmo en mi frase.
-Entonces qué era- volvió a decir, ésta vez si notaba su enojo creciendo.
-eh...-ya se- es que tenemos un trabajo para literatura de averiguar la historia de las esculturas de las gordas de Antonio Botero, en la ciudad de medellín, Colombia... Y es para el miércoles.
-jmm, hablaré más tarde con el profesor de literatura para confirmar su historia- gracias a Dios me creyó, ese relato era más falso que la dieta que lemmonds decía que hacía. Lo que la ballena no sabía era que el profesor de literatura era un gran amigo mío.
El resto de la clase pasó normal, el profesor dando su clase hasta que decidió ponernos un trabajo...en parejas, excelente. Como yo era el único de nosotros tres que era realmente bueno en mercadeo no quería dejarlos solos, que harían sin mi.
-bueno el trabajo es en parejas, que vamos a hacer, uno debe irse del grupo- dijo David fingiendo desesperación y tocando su frente con el dorso de la mano, como si fuera la mayor de las tragedias.
-bueno, propongo una Solución salomónica- dije intentando ser el maduro del grupo.
-partir a David por la mitad?- dijo Christian con una pizca de burla que tanto lo caracterizaba.