Capítulo 2.

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La oscuridad me abraza y me agazapo contra la desconchada pared. El miedo reina en mi interior, mantengo la respiración tranquila, evitando cualquier bocanada, brusca y sonora, que alerte a la abominación que se encuentra en la habitación contigua a la sala en la que me encuentro.

Los frágiles pasos se alejan, dejando rastro de un pequeño eco, cuando presiento que el ser se encuentra lo suficientemente lejos, me relajo.

Un pequeño paso en falso, consigue que crujan unos cristales que se encuentran bajo mis pies. Mi temperatura corporal sube hasta crear perlas de sudor en mi frente, por unos segundos pierdo el control en la respiración, en mis oídos retumba cada bocanada.

Cuento cinco minutos, ya relajado, ni rastro de haber llamado la atención al monstruo.

Abrazo mi Kalashnikov y suelto un leve suspiro, valientemente penetro en la sala y observo la abandonada estancia, un lugar que en su día fue un acogedor salón en Madrid, antigua capital de España, ahora controlada por los Comunistas.

Con discreción avanzo, siguiendo un pequeño rastro de sangre. El olor de esta, acompañado por el nefasto perfume de la carne humana, ya pútrida, invade el lugar.

Me acerco hasta ver la escena, un STALKER se encuentra muerto, con su casco roto, dejando ver su destrozado rostro. Su piel pálida y su labios morados indican que su muerte ha sido causa de respirar el contaminado aire. Sus ojos abiertos dejando un gesto de sorpresa y miedo indican que, justo antes de morir por culpa de la radiación, avistó algún monstruo, quizás el que se encontraba en la sala.

Examino más detenidamente sus ojos, la pupila completamente dilatada y sus ojos dejando caer gotas de sangre, ahora secas en su piel.

Observo las heridas de su cuerpo, un zarpazo en la barriga, dejando fuera parte de sus órganos interiores consiguiendo que unas pequeñas arcadas me torturen.

Me quedo petrificado al escuchar una pequeña risa detrás de mí, infantil y divertida. Agarro con fuerza mi arma y giro sobre mis pasos.

Una niña pequeña se encuentra a unos metros de mí, con el pelo, grisáceo por la suciedad y enredado, ocultando su cara. Sus manos ala espalda y un leve movimiento de su cuerpo, hacen terrorífica la escena.


—Hola. —Una dulce voz sale de la pequeña. —¿Quieres jugar ha algo?


Cuidadosamente giro hasta posicionarme frente a la salida, pero sin dar ningún paso.


—¿Eres un monstruo? —Pregunta el enmascarado ser dispuesto a liar mi mente.


Doy un pequeño paso hacia mi objetivo, pero unos pequeños pasos consiguen que me detenga. Giro rápidamente empuñando la pistola, ningún rastro del Tellym. Miro por todos lados, en las paredes, rincones, y nada. Se ha esfumado.

Relajo las manos con las que aferro el arma y miro mis pies, los cuáles, están temblando. Un pequeño sonido me hace mirar arriba, de un movimiento rápido la abominación cae sobre mí fuertemente con sus manos rodeando mi cuello. Rujo con fuerza y lucho para evitar que me asfixie.

La niña grita e intenta morderme, dispuesta a devorarme. Observo como mi hermosa Kalash se encuentra a una distancia considerable. Muevo mis brazos frenéticamente, sin conseguir darle al bicho.


—Déjame. —Suplico, esperando, cómo si un ser así, un humano olvidado de sus principios, me fuera a perdonar la vida.


—Estúpido humano. —Su voz, terrorífica, pero, con un ápice de lo que fue la joven antaño me estremece.


—No soy ningún humano, soy como tú. —Intento despistarlo mientras que me acerco más al arma.


—¿Crees que caeré en eso? —Preguntó con ironía. —Hueles como ellos.


—¿Un humano podría sobrevivir a este oxígeno? —Un fuerte rugido me informa de que he sacado de las casillas al ser.


De repente el rugido cesa y, la niña, se pone alerta soltando las manos de mi cuello.


—Está aquí. —Pronuncia, con una voz asustada, recobrando el tono infantil.


Unos estruendos advierten de que no estamos solos, cómo si de un destello se tratase, una enorme mancha blanca se lanza sobre la pequeña.

Ahora libre, ruedo en el suelo hasta coger el arma. Sin saber por qué, disparo hacia el Vampiro. No quiero que la pequeña muera de una forma tan atroz.

El sonido provocado por los disparos rebota por todo el edificio, pero el asesino del STALKER cae muerto sobre el Tellym, quién corre hasta situarse detrás mía.

Asustado ante tal movimiento me dispongo a acabar con la vida de éste, pero el pensamiento se disipa al notar cómo me abraza.


—Vete de aquí antes de que vengan los demás. —Advierte.


—¿Quién eres? —Pregunto al notar cómo se comporta normal, sin rastro de su nuevo ser.


—Por favor, vete. Ya están aquí, y no puedo contener a la bestia que corroe mi cuerpo. Eres mi salvador, ahora yo quiero salvarte.


Cuando la joven me suelta, la examino. Sus ojos grandes y castaños están llenos de lágrimas, quizás por la lucha interna que mantiene.

Oigo los rugidos sedientos de sangre, así que corro, escapando del lugar. Mis pasos no frenan, conforme huyo de mis cazadores admiro cada detalle del paisaje.

Vehículos destrozados, farolas caídas, muros desplomados, etc

Intento imaginar cómo sería aquella ciudad antes de la catástrofe nuclear, un sitio tranquilo, por donde pasear sin tener que estar empuñando un arma, sin que te desgarren unos monstruos...


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⏰ Última actualización: Nov 11, 2015 ⏰

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