No sé como aquella carta que para mí era imposible de entregar en persona como de forma anónima llegó a tus manos, pero sí que me ha afectado mucho. El dolor de no tenerte conmigo sigue ahí, pero se ha intensificado al darme cuenta de que cada vez pierdes tu personalidad, tu forma de enamorarme. No sabía que hizo verte cada vez más triste, hasta que dicha persona, que encontró mi carta no sé como, descifró mi caligrafía y te la entregó. Entonces supiste que yo era la autora de aquel texto que ahora me provoca verte dolorido, destrozado y devastado. A pesar de que te muestres feliz y alegre cuando estás con tus amigos, me buscas y conectas tu mirada con la mía y encuentro esa gran melancolía. Apartas tu mirada y parpadear varias veces intentando hacer creer que es algo que ha entrado en tu ojo, cuando perfectamente sabemos los dos que son lágrimas que no puedes ocultar.
Ahora que te encuentras leyendo esto, lo que me mata es haber borrado esa sonrisa tuya, sin saber por qué . Me habría gustado poder hacerlo, pero ahora que lo sabes todo es demasiado tarde. Has matado a la asesina que aniquiló tu sonrisa a la hora de haber intentado ampliarla.