//Narradora externa//
Era un nuevo y estupendo día para empezar a discutir
-... Y entonces a los chavales se les ocurrió ir a buscar "pistas" y encontraron el pequeño cofre que desapareció.- explicaba detalladamente el caballero fantasma al equipo, que confundidos, escuchaban con mucha atención cada una de sus palabras.
-¿Quiere decir que todo este alboroto fue causado por una caja de madera? Vaya, que maduros.- comentó Beto con voz sarcástica.
-Cállate.- susurró Kika, al mismo tiempo que le daba un codazo en el estómago.
-Of course, que se puede esperar de la plebada.- comentó Teodora en una forma grosera que provocó el enojo de todos.
-Calmate Teófila Villalobos, San Juanito dos no esta aquí para abogar por ti.- le contestó la pequeña Kika.
Todos trataron de contener la risa, pero la escena que acababan de presenciar había sido tan épica que soltaron la carcajada.
-Mira, en primer lugar: yo no soy "Teófila Villalobos", mi nombre es Teodora Villavicencio, y en segundo: yo no necesito que alguien como Nando me defienda.- se defendió la fantasma mimada.
-Bueno, ya basta, será mejor que vayamos a investigar... pero por lo que veo a la gente de aquí no les gustan los extraños...- dijo Valentina.
-Ni las preguntas.- agregó Alebrije.
-Pero no podemos quedarnos aquí, con los brazos cruzados, esperando una señal divina... ¿o si?
-No, por supuesto que no, vamos a turistear un rato... ojalá alguien pueda explicarnos lo que esta pasando.
-Pero no podemos salir de esta magnífica residencia
-Tienes razón... pero ninguno de nosotros pensamos en cumplir nuestra promesa, ¿verdad? ¿tu qué piensas Leo? preguntó con una gran sonrisa Alebrije.- ¿Leo?
Leo miraba por la ventana, y al parecer había ignorado toda la conversación.
-¿Leonardo?.- preguntó Xochitl mientras agitaba su mano frente a los ojos del castaño.
-¿Eh? Ah, si... el cofre desapareció ...- dijo y sin mirarla a los ojos salió de la casa.
-¿Y ora? ¿qué le pasa al chamaco?.- preguntó confundido Evaristo.
-Sepa.- contestó Alebrije.
-Últimamente ha estado actuando muy raro, ¿no les parece?.- preguntó Valentina.
-Si, desde que llegamos...- contestó don Andrés.
-.... Leo y todos aquí corremos peligro...- dijo Xochitl después de minutos de silencio.
Todos la miraron confundidos e intercambiaron miradas.
¿Por qué lo dice?Mientras tanto, no muy lejos de ahí:
-María, condenada chamaca, ahora si me vas a decir que pasó ayer. Las puertas de la Hacienda del diablo (la ex Hacienda de Santiago) estaban abiertas, y no me digas que tu no sabes nada, por que yo clarito te vi deambulando por ahí.- reclamaba él anciano mientras sacudía bruscamente por los hombros a la chica.
-Don Simón, suelteme, ya le dije que yo no se nada, aparte eso a usted no le importa, esa Hacienda no es suya, nunca lo fue.- decía María mientras trataba de escapar del agarre de aquel hombre.
-Muchachita malcriada, ¡ahora si me vas a conocer!.- el hombre enojado levantó su bastón y con una mirada amenazante miró a María, quien con firmeza lo miraba, dispuesta a asumir su castigo.