En multimedia, esta imagen representa para mi: un rayo de esperanza. En nuestras vidas vivimos momentos grises, pero si mantenemos la esperanza viva, tengan por seguro de que las cosas serán diferentes.
Los días se habían ido muy rápidos según mi familia, para mí, una eternidad. Esa mañana mi tía debía ir al hospital, un paciente necesitaba de ella. Por otro lado Samuel siempre estaba junto a mí con su buen humor, que ahora era de felicidad total todo el tiempo, mas sin embargo, siempre al pendiente de mí y sobre la situación de Daniel. Me parecía ver destellos alrededor de su cuerpo; ahora él se mantenía en contacto con su nueva novia por correo electrónico, skype o todas esas redes sociales y ella le llamó un par de veces.
Hoy había vuelto a llamar, era su último día en el país, en pocas horas regresaba a Escocia, le di su espacio a mi hermano para que pudiera conversar en privado con mi nueva cuñada y me fui a mi habitación.
Alberto y su gente continuaban sin ninguna pista en absoluto y el padre de Daniel no llegó el día previsto, al parecer un percance en el avión impidió su regreso y su viaje se había pospuesto para el sábado, el mismo día que llegaban mis padres.
Mis lágrimas estaban medio controladas, pero la presión y el dolor del pecho seguían allí.
Eran las tres de la tarde, fijé mí vista en un almanaque al lado del reloj en la mesita de noche del cuarto, el número que marcaba no me importó mucho en realidad, sino el día: jueves. En un segundo asimilé que una semana atrás, a estas horas Daniel se encontraba aquí justo a mi lado y todo era tan tranquilo. Mi respiración se agitó y se cortó por unos segundos, me incorporé de la cama y fui a darme una ducha, al parecer me quería dar un ataque de ansiedad.
Abrí la regadera y esperé que la bañera estuviera hasta el borde para introducirme, tenía muchos temblores y mareos, quería gritar en serio. Me despojé de mi ropa y me sumergí en el agua, cerré el grifo del agua, pero sin el sonido de este cayendo en la bañera se hacía demasiado silencio para mis oídos, la volví abrir y le quité el tapón a la bañera para evitar que el agua se desbordara. Me senté en el piso de esta y deje caer el líquido transparente sobre mi cabeza, los temblores no cesaban, ni los mareos. Comencé a hiperventilar, no pude contener más el llanto. Doble las piernas y estas quedaron a la altura de mi pecho, me abracé con mucha fuerza, mi llanto iba en aumento.
No podía bloquear los pensamientos sobre del día del secuestro, todas las imágenes pasaban sobre mi mente en cámara lenta. Experimenté mucha rabia en el momento que los captores se llevaron a Daniel.
No sé cuánto tiempo estuve allí, el agua resbalaba por mi rostro mezclándose con las lágrimas saladas, podía sentir el toque salado en ellas. Quería dejar de llorar, pero no podía, al parecer tantos días de espera y sin noticias, había hecho detonar la bomba que llevaba por dentro.
El baño se encontraba en una nube de vapor por haber dejado tanto tiempo abierto el grifo del agua, debía preocuparme el desperdiciar demasiada el preciado líquido, eso no estaba bien, pero no tenía fuerza de voluntad para nada. En mi habitación sentí las voces de mi tía y mi hermano.
—Pero no puede ser, de eso hace mucho tiempo ya Samuel. ¿Por qué no le preguntaste si se encontraba bien?
—No lo sé tía... lo siento, sentí el ruido de la ducha y no la quería interrumpir.
—Haz debido interrumpirla, entonces lleva allí, ¿Una hora? ¿Abigail? ¿Te encuentras bien cariño? —Tocó fuertemente la puerta.
Debía responderle, pero no podía, parecía que me había quedado sin voz, mi llanto era bajo ahora.
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Corazón Intenso ©(Borrador)
RomanceEl amor no se había presentado en sus vidas como se supone debe ser este: Hermoso. Ella vive en Europa, él, en América del Sur, mas de 7000 mil kilómetros los separan...hasta que sus vidas se unen para tener que enfrentar un terrible y doloroso mom...