Capítulo 8

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Como me da pereza escribirlo hasta el final, lo escribiré aquí jaja.

He estado ausente por que me han castigado el teléfono y he tenido partidos de soccer.

Pero extrañaba escribir con mi gemela adorada (Y mejor amiga)

Ahora sí, a leer.

*P.D.V Varsi*

Abrí los ojos lentamente... ¿¡Estoy... En un sótano!?

Volteé la mirada, ahí está Valeria.

¿Pero en qué la he metido?

Intenté levantarme, estaba esposada al poste de la cama.

Ja, ja. Muy irónico.

— ¿Varsi?

Volteó. Valeria está con los ojos hinchados.

— ¿¡Qué está pasando?! ¡¿Y ____?!

Intenté acercarme lo más posible a ella y la tomé de la mano.

— Todo va a estar bien, no te preocupes.

— ¿Lo arreglaremos?

— Como siempre— Sonreí tratando de tranquilizarme.

A veces se debe ser la más fuerte antes de derrumbarse.

Me puedo considerar la hermana "Seria". Valeria es simplemente perfecta, siempre ha sido una luz en mi camino.

Y yo he tenido que crecer demasiado rápido para cuidar de ella y de ____.

Supongo que mi vida está hecha para proteger, no para ser protegida.

La puerta de lugar se abrió y yo me senté como pude.

Un chico con una gran mascara azul entró.

— ¿Qué es esto? ¿Una maldita especie de broma por haber arrestado a un chico de disfraz esta mañana?

El chico rió.

— Yo no lo creo... Puppeteer me obligó a no hablar de más.

— ¿Puppeteer? Que nombre más estúpido.

— Entonces no te gustará el mío.... Soy Eyeless Jack. Un gusto.

Me quedé perpleja. Ese nombre es muy resonado en la comisaría.

— Espero que no les moleste que en unos minutos sus chicos vengan a hablar con ustedes.

— ¿¡SUS!? — Grita Valeria. — ¡ESTO DEBE SER UNA TONTÍSIMA BROMA!

— Yo la apoyo.

Sacó unos ¿¡RIÑONES!? De su bolsillo y los comió.

— ¡¿Pero qué mierda?!

— Me caen bien, pero tengo que irme.

Suspiramos al mismo tiempo. Cosas de gemelas.

Salió por la puerta. Revisé mi atuendo.

Blusa blanca, jeans de mezclilla y converse.

Valeria estaba vestida completamente diferente. Un vestido de flores soltado flota por su cuerpo, y sus converse morados la acompañan.

Ella tiene el cabello suelto. Y yo lo tengo corto, pero atado en una cola.

Somos demasiado diferentes.

— ¿Estás asustada?— Negué con la cabeza.— ¿Ni un poco? — Reí y volví a negar.

— ¿Y tu?

— No... Jamás lo estaría.

La miré seria. Ella rió.

— Es que... No me siento en peligro, más bien, me siento.... rescatada.

— Woah. Eso no es bueno.

La puerta se abre... Ahora yo estoy asustada.

Amor DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora