Susurros, susurros a mi alrededor.
Voces, voces en mi cabeza.
Atardece, no una tarde linda,
no una tarde agradable,
no una donde distintos matices de rojo tiñen el cielo,
una, donde las tinieblas devoran el Sol,
y lentamente arrasan hasta con el último rayo de luz,
donde sangre tiñe las nubes,
y lloran, lloran y pintan los suelos.
Piso un escalón, y de pronto, me encuentro en un tejado,
cuervos, asechan desde las tinieblas y gritan sus penas.
Voces, más voces;
gritos a veces, susurros otras.
Un cachorro, asustado, retorciéndose de dolor,
sus ojos son negros, completamente negros,
escucho sus lamentos,
se alza en vuelo, de la nada, siendo un cuervo.
¿Asustada? ¿Debería estarlo?
Miro hacia abajo, las calles se abren y las personas corren,
corren como si quisieran huir de algo,
¿De qué?
veo como caen, ¿Porqué sus rostros reflejan lamentos? ¿Por qué sus gritos son de terror?
¿Por qué se aferran a la vida? Si ella es tan cruel...
Yo quiero ir,
doy un paso al frente pero algo me detiene,
miro mis brazos, ahora, siendo alas,
soy un cuervo.
Veo una cuna, dentro hay un bebé sonriendo,
¿Por qué sonríe? ¿Qué es gracioso?
Todo es tan doloroso... Tan vacío... Tan triste...
pero el sonríe;
no está sólo, están sus padres, por eso sonríe;
cierro los ojos, los abro;
el bebé ya creció, ahora hay otro;
cierro los ojos, los abro;
ya no son bebés, pero sonríen, demasiado, ¿Por qué?
cierro los ojos, los abro;
el primero vuelve a ser bebé, ahora llora, se siente sólo, le arrebataron su vida,
se queda dormido, lo miro, abre sus ojos, negros...
me quedo atrapada en su oscuridad. Voces, susurros, gritos...
Ya no hay nada ¿Habré caído? Quien sabe... no, hay una cama, me acuesto, de repente,
es de día, estoy viva, fue un sueño,
¿Por qué fue un sueño?
Yo quería estar muerta, quería ser un cuervo.
