Cuando llegué a casa, mi madre me estaba esperando.
-Hiyori-dijo-. Espero que sigas como hasta ahora. Si no...
Me tapé los oídos. Odiaba como me amenazaba mamá.
Desde que papá había ingresado en un psiquiátrico a causa de su esquizofrenia, mamá no dejaba de hacerme la vida imposible. Más de una vez me había acusado de ser la causante de todo eso.
Subí a mi habitación, ignorando los gritos de mamá, y dejé las cosas.
Primer día superado.
Pensé.
Me llegó un mensaje de Ami, diciendo que ella y Yama iban a una tienda de discos, que si quería acompañarlas.
Todo por estar lejos de aquí.
Me fui sin decir nada. Las tareas ya las había terminado, así que no me preocupé.
Pensé en mi luchador favorito. Ojalá fuese tan fuerte como él. Ojalá pudiera enfrentar a mi madre de una vez por todas.
Cuando llegué a la calle en la que habíamos quedado, Yama y Ami ya estaban allí.
-¡Hiyori! -me llamó Ami-. Mira, Mi Señor se ha perdido-dijo riéndose y señalando un cartel en el que se anunciaba un gato blanco y negro, perdido-. Pobrecito.
-¿Mi Señor?-pregunté-. ¿Qué clase de nombre es ese?
Ami se rio y llegamos hasta Yama.
Mientras ellas leían el cartel del gato, yo aproveché y saqué mi teléfono móvil. Había descargado desde internet el combate de lucha.
Tardé en darme cuenta de que me observaban.
-No se lo has dicho a tu madre, ¿verdad, Hiyori? -me dijo Yama.
-Eh... Jejeje... -susurré-. ¡Pues claro que no! ¿Qué te crees que pensaría?
-Mejor... Vamos -murmuró Ami. Fuimos en dirección a la tienda.
-¿Y bien, Hiyori? -dijo Yama-. ¿Tienes algún amor?
-¿Amor...? -¿tenía algún amor? No, la verdad es que nunca me había parado a pensarlo.
Sin querer le di un codazo a un chico que pasaba por mi lado.
-¡Perdo...! -comencé, pero me quedé helada.
Era Yato.
¿Qué hacía Yato allí?
Llevaba un folleto del gato perdido en la mano, y se quedó mirándome extrañado.
¿No me recordaba?
Seguía con mi camino, un tanto extrañada, hasta que gritó algo.
-¡Mi señor!
Me volví, y le vi correr hacia el medio de la carretera, donde había un gato blanco y negro como el de la foto.
Un autobús se acercaba. ¡Iba a atropellarlo!
Él me había salvado en el instituto, había borrado la mente de los demás para que mi expediente no estuviese manchado...
Y en eso pensé en el momento en el que salté la vaya que me separaba de la carretera, y le empujaba hacia la acera. El autobús frenó en seco, no sin antes golpearme a mí.
Caí en la acera junto a Yato.
-¡¿Eres idiota?! -grité-. ¡Podría haberte matado!
-No necesitaba ayuda con eso. En cambio tú... -señaló el lugar en el que el autobús había parado, y vi tendido delante a mi cuerpo inconsciente...
¡¿Mi cuerpo?!
Me miré detenidamente.
-¿Eh? -grité, al descubrir la cola rosa que había vuelto a aparecer.
-¡Espera! -exclamó Yato-. Tú eres Hiyori. La del instituto.
Puse los ojos en blanco. Había llegado una ambulancia y estaban metiendo mi cuerpo en ella.
-¿Por qué me pasa esto? -grité. Yato se encogió de hombros.
-Has abierto una puerta a lo sobrenatural. Tu cuerpo a veces duerme, y tu alma sale.
-¿Y no puedo curarme?
-Puedo cumplir tu deseo... Al fin y al cabo, soy un Dios -dijo orgulloso-. Pero... Te costará algo.
-¡¿Qué?! -grité-. Pero... pero...
- ¡5 yenes, por favor! -me quedé pálida.
-¿Sólo... 5 yenes? -dije, rebusqué en mis bolsillos y cogí una moneda de 5 yenes y se la di.
-¡Tu deseo ha sido escuchado alto y claro! -exclamó.
Está como una cabra.
-Bien, adiós -sonrió.
-¿Qué? ¿Y yo?
-Debo investigar antes de nada.
Me guiñó un ojo y se desvaneció en el aire.
Poco a poco, mi cuerpo se fue desvaneciendo también, hasta que abrí los ojos, en una camilla de un hospital. Por fin con mi cuerpo real.
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Soy Hiyori Iki ~ | Noragami Fanfic | HiYato
FanfictionHiyori es una persona de primera, aunque por dentro oculta muchos secretos oscuros que nadie conoce en realidad. ¿Será Yato, un extraño chico que se hace llamar Dios, el que los descubra? Cuando el Dios de la Calamidad, el Dios en chándal, aparece...