Capitulo IV

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     Lorenzo es muy parecido a mi chico perfecto, al chico que he estado esperando desde hace mucho tiempo.

-No, no puede ser mi chico perfecto. Solo escribo de él en mi diario y nadie lo lee. Ni que mi diario fuera mágico y lo que deseo o escribo se cumpliera. Eso sería una locura -Exclame como loca

     Luego de esa reflección en voz alta me quede pensando que tal vez él sí sea mi chico perfecto, ese chico decidido, suelto, que lucha por lo que quiere. De pelo rubio, ojos verdes y piel pálida como la nieve.

-¡Estoy describiendo a Lorenzo! -Grité.

     Pero cómo puede ser real, ese chico solo era un pensamiento, sólo una ilusión, no era nada más que eso. Además recién nos conocemos y no se nada más sobre él. Pero me encanta su sonrisa y su boca tan perfecta, su mirada cautivadora, su ser tan amoroso... No puedo dejar de pensar en él. Recién nos conocemos pero siento que nos conociéramos de toda la vida, como si una parte de mí hubiera estado con él todo este tiempo. ¿Será el destino el que nos unió o sólo casualidad la que nos hizo chocar? No lo sé, estoy confundida, todo en mi cabeza da vueltas, ¿Cómo puede ser que haya encontrado a mi chico perfecto, mi chico ideal, con quien siempre soñé, al que siempre esperé? Tal vez sea cierto o sólo una ilusión por la lejanía de Luci. Ella sería de mucha ayuda en este momento, siempre sabía qué decirme y qué hacer para que me sienta bien. La extraño mucho, la llamaré.

-Hola, Luci. Soy yo, Raquél.

-Sí, ya sé, te tengo agendada. ¿Qué pasa? -Pregunto.

-Resulta que, conocí a un chico llamado Lorenzo y creo que me estoy enamorando de él. Lo peor es que recién lo conozco y es igual a mi chico perfecto. ¿Qué hago? -Dije con una vos media entre cortada.

-Sólo hacé lo que dicte tu corazón, hacé lo que te haga sentir mejor, lo mejor para vos, para él, para los dos. Lamento no estar ahí con vos para ayudarte. Espero que te sirva lo que te dije amiga -Exclamo con una vos dulce y sincera.

-¡Ay sí! Muchas gracias amiga. Yo también lamento que no puedas estar acá conmigo. Gracias otra vez, ya me tengo que ir. Te llamo luego. Besos y un abrazo psicológico -Dije a las corridas.

-Hablamos después. Besos.

     Escuchar otra vez la voz de Luci me hizo muy bien, sus palabras me dieron el valor y el coraje necesario para ir a hablar con Lorenzo. Pero tendré que hablar con él mañana porque ya es muy tarde y me tengo que ir a dormir. Pero antes comeré y tomaré un baño.

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     Ya llegó el martes y cuando llegué a la escuela fui a buscar a Lorenzo, no lo encontré por ningún lado. Salí de la escuela y fui para su casa. Llamé a la puerta y salió su hermana Esmeralda.

-Hola, ¿está Lorenzo? -Pregunte con vergüenza

-Sí, pasa -Dijo ella.

-¿Sabés por qué faltó al colegio? -Le pregunte

-Sí, es que se enfermo y tiene mucha fiebre. Pasá, está en su habitación

-Bueno, muchas gracias -Exclame mientras pensaba... voy a pasar a su habitación, espero que nada pase

     Subí las escaleras y me encaminé a su habitación. Toqué suavemente la puerta que decía "Lorenzo" en letra cursiva, no podía creer que estuviera por entrar al cuarto de Lorenzo.

-¡Pasá! -Gritó Lorenzo con la poca voz que le quedaba.

-Hola.

-Hola. ¿Qué hacés por aquí? -Pregunto

-Pasé a ver por qué habías faltado al colegio y cuando llegué a tu casa Esmeralda me dijo que estabas enfermo y con mucha fiebre, entonces me dijo que pasara -Dije rápidamente

     Mientras le decía a Lorenzo por qué estaba allí observaba detenidamente su cuarto, era como un paraíso, había un aro de básquet, muchísimos juegos de mesa, dos computadoras y muchísimas cosas más. Como me encantaría poder vivir ahí.

-¿Como te sientes? -Le pregunté.

-Mal.

-Pobre, yo te quería decir algo en el colegio y pensaba en pasar a decírtelo pero mejor espero a mañana, así estas mejor -Exclame mientras me reía.

-¿Piensas dejarme con la intriga? -Pregunto con carita de perrito mojado.

-Sí, Tú ya lo hiciste una vez, ¿no? -Dije mientras pensaba soy invencible.

-Sí, tienes razón. Es lo correcto.

      Salí de la casa de Lorenzo y me fui un rato al parque. Me senté justo en el mismo lugar donde nos conocimos. Llevaba mi diario conmigo, entonces lo saqué y me puse a escribir.

  Espero que Lorenzo se mejore para mañana, porque no sé si después me animaré a decirle lo que estoy sintiendo por él. Desearía tener el coraje y el valor suficiente para expresarle mis sentimientos.

Todo Tiene Una RazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora