Y de un día a otro.

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Y de un día a otro las cosas cambian. ¿Y tú que haces? Intentar cambiar con ellas, intentar adaptarte a las nuevas circunstancias. Pero cuanto más lo intentas, más te cuesta. ¿Habrá alguna razón? Sí. Fácil y sencilla. No eres tu quién debe cambiar. No es tu forma de pensar ni de ver las cosas lo que molesta. Molesta el hecho de no ser tú mismo, de intentar agradar siempre a todo el mundo, aunque en realidad no te guste eso. Y la verdad es que eso me pasa a mí. Intento que todo el mundo esté contento pero... ¿Y yo? ¿Estoy contenta haciendo feliz a los demás? La verdad es que estoy contenta por ver una sonrisa en sus caras, pero me siento vacía. Siento que nadie podrá despertar en mí lo que despierto yo en los demás. ¿Y que haré? Sentarme a esperar a que todo eso pase y llegue alguien que me dibuje una infinita sonrisa.

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