Capitulo 2

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-¡Ya voy mama!- le conteste, me dispuse a agarrar mi teléfono y bajar las escaleras...

-Te he dicho muchas veces que no quiero verte con esos audífonos, la próxima vez te los quitare- me dijo seriamente. Habían muchas veces en las que mi mama me deba miedo, tengo recuerdos muy malos de mi infancia de los cuales ella es la responsable. Existe una en particular que jamás podre olvidar, estábamos de camino al colegio de él, mi hermano mayor Valentín. El iba en el asiento delantero, justo al lado de mi madre. De la nada ella empezó a gritarle en el coche, no sabía de qué diablos hablaban... me asusté mucho pues el coche se iba moviendo de lado a lado porque ella le estaba pegando mientras conducía, como si no fuera suficiente Valentín abrió la puerta y salió con un ligero salto. Creí que eso solo pasaba en películas pero me había equivocado, me mando a bajarme del coche y decirle que se subiera, yo con lágrimas en los ojos fui corriendo hacia el para suplicarle que lo hiciera. Como esperaba eso hizo, fue entonces que empecé a conectar todos esos cabos sueltos. Mi madre estaba engañando a su pareja...

Cuando me dejo en la escuela me di cuenta de que seguía con lágrimas cegando mis ojos oscuros, casi tan negros como la noche, simplemente me baje, nadie se había dado cuenta de que estaba llorando. Me aislé de todos, fui directo al salón y me senté en la silla del rincón, fue entonces cuando la maestra paso lista y me volteo a ver. Me saco del salón y me hizo contarle él porque estaba llorando, le quise explicar pero simplemente cada vez que una palabra salía de mi boca sentía como si volviera a regresar a ese momento, a ese feo, horroroso y claramente traumático momento, después de que se dio cuenta de lo que le contaba me escolto a la dirección donde la psicóloga me atendió, nunca le tuve mucha confianza pero necesitaba hablar con alguien, no sé como pero me logro tranquilizar prestándome su iPad para jugarlo un rato, cuando me calme le conté todo y le llamaron a mi papa para informarle de la situación y mi estado. Cuando llego le conto todo y me tuve que ir con él, fuimos directamente a la escuela de Valentín, y lo sacaron del salón para que papa platicara con él. Me sentí mucho mejor al saber que se encontraba bien, Hermanos; esos enemigos por los cuales darías la vida.


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