Persiguiendo Sueños

CAP. 2- Luces de sombras

06:13 de la mañana.
Mañana será un día nuevo dije, a lo mejor es que no veo bien ya sin las gafas pensé, pero ahí estaba. Entraba la luz entre las cortinas de mi habitación, daban el reflejo en la pared donde estaba ella, mi sombra, me observaba, o eso pensaba, me dejaba en duda porque no tenía cara y claro, tampoco podría hablar.
Es algo sin vida, o eso nos han enseñado siempre toda la vida, pero era una sombra, pienso que podría atravesar las cosas y por eso estaba delante mía, son dejarme dormir desde las tres y media de la mañana que se situaba ahí. No se si ya estaría ahí pero conseguí verla porque entró luz a mi habitación.
Mi mente estaba echa un lío, todo esto lo estaba soñando y me volví a quedar dormida.

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07:30 de la mañana.
Martes de rutina, que mas contar de ello. Ya no estaba, no había sombra observándome, llevaba mi sombra detrás al iluminarme con luz, así que era todo un sueño, y menos mal que lo era, porque si se llegaba a contar a mi amiga Ali, se iba a volver loca como los caza fantasmas intentando capturarla, es la mas rara del instituto, y mira que yo me considero rara, pero ella daba la palma.

11:30 de la mañana.
El desayuno, comía siempre, día tras día en la cafetería, un bocadillo de lomo sin queso, mira que en valencia lo detestaba, pero en esta cafetería esta exquisito, y lo adoro. Desde entonces, llevo dos años comiendo bocadillo de lomo sin queso.
Pensaba que todo transcurría hoy bine, que no pasaba nada malo, pero me di cuenta, de nuevo no volvía a tener mi sombra, no estaba, había desaparecido y no se que pasaba. La gente esas cosas no las notaba, pero yo sí, porque ya había visto mi sombra pasear entre el asfalto de la calle, sola y con cautela.
Entonces ahí la vi, la encontré, divagaba sola, saliendo de la cafetería, y debía atraparla, era una locura, no creía en cosas de estas, pero tenía que saber que estaba pasando ahora mismo en mi vida y con mi sombra. Cogí mi bocadillo, mi mochila y le marché, iba siguiendo su ruta, viendo por las paredes donde se reflejaba, y veía como salía del instituto.
Cuando menos me lo esperaba, estaba en mi casa, llegando a mi portal por donde la sombra se introducía con plena facilidad, yo tenía que sacar las llaves y todo, pero era como si me esperara, estaba allí esperando a que la siguiera.

Entrada en casa, no había nadie, porque la casa siempre se quedaba sola por las mañanas, deje la mochila en lo alto de mi cama, y seguí a mi sombra, la cual se metió dentro del armario. Esto no podía ser, a ver si aparecía en Narnia metiéndome ahí dentro del armario, pero así hice. Cerré la puerta, como si la poca soledad que había en casa me fuera a molestar a mi y a mi sombra, y de repente, cono si una bombilla se rompiera saltaron chispas y cristales que se iban evaporando y dejando un lustre de polvo azul celeste, dejando una neblina del mismo polvo y llenándome la ropa de purpurina. Cuando por fin pude mirar, al otro lado de la pompa de polvo se encontraba un ser raro que nunca había visto.
Era de color rosa pastel, con unos ojos completamente negros, con un largo cabello blanco, tenia unas manos muy finas, y no tenia uñas, el dedo era una continuación en punta. Llevaba como unas babuchas parecidas a los elfos de papa noel, pero de color verde manzana, con un mono a conjunto, y unas alas realmente finas traslucidas, de color pastel, brillantes y sobre todo, el doble de grande que eso o esa. Mediría unos 50 centímetros como mucho.
Estaba en chock, impactada y cuando en ese momento, menos me lo esperaba, con una voz suave, dulce y sutil, me dijo:- Hola Emily, soy la guardiana de tus espaldas, la luz de tu sombra, y tras haberte seguido y cuidado a lo largo de los años, es hora de que me conozcas, porque tengo algo para ti muy importante, y es que la verdad de tu ser no habita en este mundo, y para ello tendrás que acompañarme.-