Aparecí en el hospital a las 4:27.
Entró una enfermera y me preguntó:
-''¿Te encuentras mejor?''
Tenía las muñecas vendadas, y las vendas tornaron a rojo intenso. Me limité a contestar:
- Sí
-''¿Maya, me puedes explicar qué te pasó ayer?
- No, no puedo, no me acuerdo que pasó, ¿vale?- dije enfadada.
No solía ser muy amable con la gente.
Mi ondulado pelo negro estaba sucio, lleno de sudor y sangre, mi madre esperaba fuera de la habitación del hospital.
Ya habíamos estado en esta situación varias veces, pero esta vez mi madre estaba diferente.
La enfermera salió de la habitación dejando pasar a mi madre.
-''Maya ya estoy cansada de todo esto.''
-¿Te crees que yo no, mamá? ¿Te crees que soy feliz haciendo esto? ¿Haciendo sufrir a las únicas personas que me importan?
Mi madre empezó a mirarme fijamente; de sus ojos caían unas lágrimas que morían al final de sus mejillas.
- ''Cariño, te quiero, pero no entiendo qué te pasa.''
-Ese es el problema mamá, que nadie me entiende.
- ''Pero hija, tienes 16 años, ¿Qué esperas?''
-No lo sé mamá, no lo sé.
No podía ver a mi madre así, y me di la vuelta en la cama.
-Me quiero ir a casa, mamá.
-''No. No, no puedo dejar que vuelvas a casa y vuelta a empezar.
Te dejaremos aquí un tiempo, lejos de las cuchillas, hojillas, y cosas con las que te puedas auto-lesionar.
Y cuando estés bien, te juro que volverás a casa.
Volverás muy pronto cielo, pero prométeme que no harás nada de esto otra vez ¿Vale?''
-Te lo prometo, mamá.
Y se fue. Me dejó en aquella habitación vacía y fría.
Quería volverlo a hacer, pero no podía, no había ni con qué hacerlo, ni podía, había hecho una promesa mi madre.
Entró un chico, alto, moreno y ojos azules.
- ''¿Quién eres?''
- Maya, y tú.
Le dije desagradablemente.
-''Soy Alberto, ¿porqué estás aquí?''
Le enseñé mis muñecas vendadas bañadas en sangre.
-¿Te parece poco?
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Diario de una suicida.
Teen FictionMi nombre es Maya, tengo 16 años, y tengo un problema. Como muchas personas, que tienen este problema, yo me intento suicidar, por varios motivos, no exijo que los entendáis, ni que me consoléis, simplemente que sepáis mi historia. Que muchas person...