Diario de una chica suicida©

Captulo 5

-Bueno...¿vamos antes de que te vuelvan a llamar por megafonía?
Asiento con la cabeza y corremos, le sigo y me lleva hasta el baño de los chicos.
-¿Que hacemos aquí?
-Aquí hay un conducto de ventilación, por aquí podemos salir y acabar en el cobertizo.
-¿Como lo sabes?
-¿Dudabas que yo no me haya escapado por aquí?
Levanto los hombros y entramos, Adam cierra la puerta con llave y nos dirigimos a el ultimo baño. Entramos y cerramos con pestillo.
-Sube-dice.
-¿Como si esta cerrado?
-¿Llevas horquillas de pelo?
-No, pero tengo una navaja.
-¿Una navaja?-pone una cara de asombro/extrañado-¿Por qué llevas una navaja?
-...veras yo...-intentando decirle el porque de la navaja me entristezco.
Me siento en el váter, me pongo las manos en la cara y me hecho a llorar.
Veo la expresión de Adam y se siente mal, se acerca, se arrodilla delante de mi, me mira, me pone una mano en un hombro y con la otra saca un pañuelo que seguido de esto me lo da.
-Siento haberte preguntado eso...creo que ja se por donde va la cosa.
-Tranquilo, la culpa es mía por haber dicho que la tenía.
-Pero yo te he preguntado.
Me levanto la manga derecha, miro mi brazo lleno de cortes, me pongo a llorar todavía más y se lo enseño.
Coge mi brazo y lo mira.
-¿Enserio tienes pensamientos suicidas cuando eres la puta ama?
-Mi vida es una mierda...
-Voy a hacer que estés bien.
Le miro todavía llorando.
-No se como, pero lo voy a intentar, voy a hacer que estés bien, no se como, pero algo haré.
Sonrió, me seco las lágrimas, me levanto, cojo la navaja, abro los tornillos de la rejilla y cuando bajo Adam coge mi navaja y la tira.
-Punto uno: ya no te vas a cortar mas.-dice bastante serio y yo asiento con la cabeza.
Me subo al váter e intento subir a el estrecho conducto. En eso que voy a hacer fuerza con los brazos, me resbalo con algo y me caigo. Pensaba que me iba a matar, pero nunca he llegado a notar el impacto, sólo unas manos en mi espalda. Abro los ojos y veo la cara de Adam descojonandose.
-Te he salvado ya tres veces.
-¿¡Pero de que te ries tu!?-digo descojonandome yo también y le pego una palmadita en la espalda-anda ayudame a subir.
-Vale, yo subiré primero y te ayudo.
-Vale.
Adam sube de una manera que hace que parezca fácil y todo.
-Extiende los brazos que yo te subo.
Le hago caso y en menos de un minuto estaba arriba.