20 de Febrero

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"¿Podemos descansar un rato?"

A Robert no le gustaba estudiar.

Desde que tenía memoria, siempre le había supuesto un esfuerzo monumental concentrarse. Hacía lo que podía, pero cada vez que tenía que sentarse a estudiar, cualquier cosa parecía más interesante. Mas de una vez había tenido discusiones con sus padres cuando estos habían entrado en su habitación y le habían visto mantener la mirada fija en la ventana en vez del libro que tenía delante. Pero, aun así, eran muy pacientes con él. Sabían que su hijo sufría mucho con este asunto, por lo que, con el tiempo, intentaron no presionarle demasiado. Al fin y al cabo, Robert no lo hacía por gusto. Él siempre se esforzaba mucho, y sentía que nunca era suficiente. Así que, con el tiempo, dejó de creer en que podría lograr sobresalir en los estudios algún día.

Pero, aunque no lo pareciera, no estaba solo. Tenía a alguien muy especial a su lado.

Jack era, por así decirlo, todo lo opuesto a Robert. Estaba muy concentrado en sus estudios, y se empeñaba en que todo le saliera bien. Le daba mucha importancia a asistir a clase, hacia absolutamente todos los deberes cuando le tocaba, y ni se le había pasado por la cabeza nunca faltar a clase. Incluso se molestaba mucho si había algún día en el que no podía asistir, o no podía dedicarle su tiempo para repasar todos los apuntes que habían dado ese día. Generalmente, Jack se lo tomaba todo muy en serio, y no permitía que nada le supusiera una distracción.

Tal vez fuera por su propia personalidad, pero a Robert le costaba creer que alguien pudiera ser tan dedicado a los estudios. Él era de los que creían que no valía la pena amargarse tanto y estresarse por todo, que las cosas se podían ir haciendo con la calma. Era una forma de ver la vida que no estaba mal, pero a la práctica le había traído algún que otro problema, sobre todo en temas de estudios. Sin embargo, él era feliz haciendo lo que más le apetecía. Sentía que estaba siendo fiel a sí mismo. Y con eso le bastaba.

¿Cómo era posible que dos personas tan diferentes, que veían la vida de forma casi opuesta, acabasen siendo inseparables?

En el momento en el que oyó una nueva queja salir de la boca de su mejor amigo, Jack dobló el libro de inglés que tenía en la mano en ese momento y le golpeó no muy fuerte en la nuca.

"¿¡pero qué haces!?" contestó Robert casi al segundo.

"Si te crees que voy a caer en tu trampa del "necesito un descanso", vas listo." Bufó Jack. "Ya me has dejado enredar una vez hoy, y luego te habías olvidado de todo lo que habíamos estudiado. Así que no te voy a dejar pasar ni una más."

Robert gruño, aun frotándose la zona donde Jack le había golpeado.

"Eres un monstruo." Solo añadió, antes de ponerse a estudiar de nuevo.

Jack soltó un sonoro suspiro y se levantó de la silla del escritorio de Robert, dejando que él siguiera haciendo ejercicios.

"Estoy intentando ayudarte. Me lo has pedido tú." Jack miró su móvil para comprobar que no tenía notificaciones. Al ver que solo tenía los típicos mensajes que solía tener siempre de su controladora madre, suspiró y volvió a dejarlo en la cama de Robert. Dirigió la mirada hacia aquella figura inclinada sobre el escritorio.

"Sé que esto es difícil para ti, pero si te esfuerzas te va a ir bien. Estás preocupado por tus notas, lo sé, es normal. Yo también estaría así en tu lugar. Pero no es nada que no se pueda arreglar... Y yo estaré ahí, a tu lado, para asegurarme de que todo te vaya bien. Solo quiero... que seas feliz."

Ante eso último, a Jack le empezó a latir el corazón descontrolado. Se puso la mano en el pecho y se intentó tranquilizar.

"No... otra vez no... por favor... tranquilízate." Pensó desesperadamente.

J & R: El CiprésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora