2

17 0 0
                                    


Keiko entro a su habitación y reviso en su ropa buscado así un viejo sobre con dinero que había estado ahorrado ya hacía cuatro años, hurgo en su ropa interior y de allí sacó un sobrecito blanco lo dejo sobre las sabanas beige de su cama y se dirigió a cerrar la puerta de su cuarto; llego a la puerta de madera y sujeto la perilla metálica oxidada, le dio un giro intentando ser muy silenciosa y asomo su cabeza para asegurarse de que Akari no estuviera por allí para entrar; cerró la puerta y hundió el botoncito para asegurarla.

Se giró y camino hasta la cama allí se sentó y conto un total de 4.000,00¥, los volvió a meter a el sobre y lo guardo en su ropa interior.

Salió de su recamara y bajo la escaleras hasta la sala.

Akari se despertó cansada y con ojeras tan grandes como las de un panda, allí mismo en su cabeza se recreó la escena de la sala y el misterioso hombre encapuchado que deambulaba por la calle a las 9:00 p.m. muy solitario; sintió una pesadez y decidió bañarse para refrescar su cuerpo, tomo solo unos segundos para que ella comenzara a mirar con constancia la ventana que la hacía bañar de manera muy intranquila o más bien no la dejaba bañar; tomo el jabón rosado y comenzó a pasarlo por sus piernas, tenía la vista fija en la ventana que de echo estaba cerrada.

-¿Y si hoy el hombre vuelve a pasar? llevaba una chaqueta verde militar, bastante gruesa, ¿será el mismo que se asomó por la ventana?-pensó Akari mientras jabonaba sus brazos.

Terminó de bañarse, tomo una toalla y se envolvió en ella, entro a su cuarto y se colocó un vestido rayado, salió así de su recamara y se dirigió hacia la sala, bajo cautelosamente las escaleras y encontró a su hermana parada en la mitad del lugar mirando a la nada como si algo la estuviera reteniendo.

-¿Keiko?

Su hermana la miro girando su rostro a donde esta se encontraba parada; con una extraña frialdad en su mirada la observo directamente a los ojos sin contestarle.

-Keiko, ¿te pasa algo?

Keiko solo se limitó a mirarle de esa manera que la hacía sentir perturbada.

La forma en la que la contemplaba era ciertamente tétrica.

Akari se giró y caminó dándole la espalda hasta la cocina sin dejar de mirarla con el rabito del ojo.

Seguía allí parada mirando a un lugar vacío en el que alguna vez estuvo parada su hermana, Akari estaba inquietada con lo que veía, Keiko era una persona desesperante, inquieta, impaciente, intranquila; pero jamás misteriosa, loca o SEA LO QUE SEA QUE ESTABA HACIENDO.

-Keiko, Keiko, ya no es juego me preocupas.

Ella giro y comenzó a mirar hacia la cocina.

-lo que me faltaba, un sobrino desaparecido y una hermana loca.

-loca.-solo esto dijo Keiko seguido de eso se dirigió a la puerta de entrada y se marchó.

Akari quedo paralizada del miedo y la impresión no la dejaba pensar, reacciono a los segundos y corrió hacia su recamara, llego a la entrada de su cuarto y entro cerrando allí la puerta con seguro, despego hacia la gaveta y con la llave metálica la abrió saco su cuaderno y escribió:

9/06/15

Hoy me desperté muy intranquila por los sucesos ocurridos en la noche anterior, toda mi mañana transcurrió normal hasta que baje a buscar algo de comer, encontré a mi hermana con una actitud sombría, le hable y no me respondía, me observaba desafiante, tenebrosa, oscura, me miraba como un asesino que vislumbra con malicia a su víctima, se agudizan sus sentidos, y vuelve a nacer esa necesidad de sangre, sus pupilas se dilatan, sus manos vuelven a sentir la piel blanda y húmeda, sus oídos tornan a escuchar los baladros que poco a poco les hace ensordecer, su boca revoca a besar esas memorias y su mirada malvada se postra en su semblante. Solo después de decirle loca, lo repitió y se marchó dejando un misterio más en esta casa.

Una historia o algo másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora