Confirmación

757 102 2
                                    

La luz del sol se empeñaba en arrancarme del sueño profundo en el que me hallaba. Y es que, el gran ventanal de nuestra nueva habitación aún no tenía cortinas que impidieran la entrada a la claridad del día nuevo que comenzaba. "Nuestra" habitación. Hacía mucho tiempo que no usaba este pronombre posesivo con esta connotación que solo Samuel y yo conocíamos perfectamente. Me removí un poco sobre mi lugar de la cama tratando de desperezarme, pero los brazos de mi compañero alrededor de mi cuerpo no me permitieron moverme a mi antojo. La serenidad que transmitía su rostro mientras descansaba era todo lo que necesitaba. Me encantaba observarlo mientras dormía. Esa costumbre la había adquirido mientras vivíamos en L.A. y era una de las miles de cosas que había extrañado con locura mientras habíamos vivido un tiempo separados por el océano Atlántico. Aunque fue un período breve, me pareció una eternidad. No cambiaría nada en el mundo por esto, por el hecho de tenerlo de nuevo a mi lado, de despertarme así cada mañana que me quedara por vivir.

-Willy, compañero, te vas a quedar bizco de tanto mirarme. Si, ya se que soy irresistible.-

No me había percatado de que Samuel llevaba un rato despierto, me había quedado embobado mirándole.

-Uff, ya empieza.-Bufé, tratando de reprimir la gran sonrisa que quería hacer acto de presencia.-Es temprano aún para la tontería, Vegetta.

Samuel se acercó un poco más a mi si era eso posible y me calló con un beso antes de que pudiera seguir con mi reproche fingido.

-Buenos días, chiqui.-Pronunció aún con voz de dormido al separarnos luego de un rato. A lo que correspondí encantado con otro beso más, puesto que nunca serían suficientes.

No sabría describir qué es lo que extrañé más de él mientras vivimos en casas separadas, pero esto sin duda encabezaba la lista de esas cosas.

Nos quedamos un rato más en la cama simplemente abrazados, conversando sobre cualquier tema que se nos cruzaba por la cabeza relegando nuestras obligaciones y permitiéndonos disfrutar del momento. Con Samuel nunca se nos acababan los temas de conversación, y si eso llegaba a suceder, en seguida inventábamos cualquier excusa para seguir escuchando nuestras voces. Podíamos pasar así horas y nunca nos aburríamos.

Durante las ocho horas de viaje en coche que tuvimos hasta llegar a nuestro nuevo hogar no habíamos dejado de conversar ni por un segundo. Era evidente la ansiedad que se hacia presente en nosotros. Ansiedad por la mudanza, por esta nueva etapa que comenzaríamos a vivir, por lo que el resto pensaría o imaginaría.

El sonido de mi estómago interrumpió nuestro momento, sonido que fue acompañado por unas cuantas risas de mi compañero.

-Parece que tendremos que levantarnos, Vegetitta. Mi estómago reclama atención.

-¿Qué quiere comer el niño el día de hoy? Venga, que Vegetitta le prepara el mejor desayuno de la historia!-Comentó jocoso Samuel mientras dejaba escapar una sonora risotada a la que me uní inevitablemente.

Obviamente iríamos a desayunar a un café o compraríamos algo ya preparado. Dejar a Samuel en la cocina sería poner en peligro la integridad de nuestra nueva casa.

-Paso de tener que arreglar la cocina después de que la toques.-Comenté solo para fastidiarlo un rato. Solo lo oí resoplar con fingida resignación y cuando estaba a punto de levantarse de la cama lo retuve un rato más a mi lado. Saqué mi móvil que había terminado entre medio de las sábanas y decidí tomar una fotografía. Quería recordar este momento. Me acerqué a Samuel y lo besé dulcemente, al tiempo que hacía la foto.

-Venga, chaval, ahora subes esto a Twitter.-Comentó Samuel bromeando.

-Aún no es el momento compañero, que ansioso estas! Pero vale, mejor saco una foto que si pueda subir.

-Salseo!-Ambos estallamos a carcajadas, la que se liaría luego no sería ni medio normal. Decidí tomar una foto a mis pies debajo de la manta recostados sobre la cama, dejando ver el gran ventanal que teníamos en nuestra habitación. Antes de subirla me percaté de que salían los pies de Samuel a mi lado, por lo que corté la foto. Nadie se daría cuenta. O eso creía yo.

El resto del día transcurrió como lo hacía habitualmente, con la única diferencia de que estábamos juntos nuevamente y eso era lo único que importaba. Al día siguiente nos esperaría un gran revuelo en Twitter, puesto que se nos había ocurrido contar lo de la mudanza a nuestros fans. Ellos quieren una confirmación. Bueno, que mejor confirmación que anunciarlo desde el Twitter de wigetta. Si eso no es una confirmación, no se me ocurre que otra cosa pueda serlo.



Drabbles wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora