Lo tenía acorralado contra la pared, sin escapatoria alguna. Su cuerpo empezó a moverse tratando de deshacerse del agarre que yo mismo le proporcionaba. Sus mejillas se sonrojaron completamente y desvió la mirada al suelo. Intentó pronunciar algo que en seguida se tornó inentendible puesto que mis labios aprisionaron los suyos sin previo aviso. ¿Como había soportado tanto tiempo sin probarlos? Realmente necesité demasiada fuerza de voluntad para esperar tanto tiempo, pero ya la poca cordura que me quedaba me llevó a esto. No me arrepiento para nada.
-Vegetta, ven a la cocina un segundo.- Me sobresalté al escuchar a Willy llamarme desde la puerta de mi habitación. Asentí con una sonrisa, aún algo adormilado y me dispuse a levantarme de la cama. Me hubiera gustado saber qué pasaría a continuación si permaneciera sumido en el mundo de los sueños.
