~Capitulo 2~

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Siempre he sido una persona grosera, a simple vista soy horrible, hago mala cara a todos, desde....siempre; nunca he sido una persona sociable y los "amigos" que tengo son pocos, como dicen los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, es cierto, además prefiero tener pocos antes de estar rodeada de hipocresía.

Soy tímida, no me agrada la gente, no me gusta socializar, es raro que lo haga, no suelo agradarle a la gente y tampoco espero eso.

Las personas son las que se acercan a mi, no yo a ellos, y por suerte las personas que se acercan, me agradan; no confío en las personas, sólo son pocas en las que confío, y sé que ellas no intentarán hacerme daño.

De mi pasado sólo pocos lo saben, no es fácil hablar de ello, me lleva años confiar en alguien para contarle mi pasado.

Cuando era niña, le temía a todo, en serio a TODO; cuando salía con mi madre me aferraba a ella para no perderme, y cuando la soltaba me sentía perdida y lloraba; cuando alguien se acercaba a mi me escondía detrás de mi mamá. Cuando visitaba a mi familia prácticamente me obligaban a saludar.

Soy patetica, lo sé, pero no me importa, la gente no me agrada y con el pasó de el tiempo me voy dando cuenta aún más de ello...

Lo que más detesto de mi es que soy una persona demasiado sensible, débil, he intentado ser fuerte pero no puedo, simplemente no puedo, me quedó perpleja a la hora de conocer a fondo a las personas, han pasado por cosas horribles y siguen aquí, sonriendo, yo no se sí algún día pueda ser como ellos y la verdad no me importa mucho, no necesito demostrarle a alguien que soy o como soy, los que me conocen se adaptan a mi y listo, ellos me aceptan, así como muchos me ignoran.

No suelo ser amable, cuando en el instituto hay alguien nuevo supongo que soy la última persona en hablarle, como ya dije no me agradan las personas.

Cuando estaba en el instituto con mis amigos y amigas, me reía, me divertía, olvidaba todos mis problemas, todo lo que me rodeaba, lo que me preocupaba, era otra, era como una moneda, mostraba dos caras y no por hipocresía es sólo que es más fácil sonreír que explicar por que estar triste.

Soy como la luna, tengo mi lado oscuro, ese en el cual me oculto, tengo mi pasado y mi porque.

-¿Vienes?- pregunta Johanna sacandome de mis pensamientos.

-¿Qué clase tienes?

-Literatura

-Vale vamos.

Mi clase preferida, literatura, esa clase es perfecta, gracias a ella puedo pasar la noche leyendo, con el pretexto de que es un trabajo.

-¿Daniel sigue con sus estúpidas actitudes?- pregunto

-Sí....creo que nunca se va a cansar de fastidiarme.

Daniel es un chico de el cual Johanna se enamoró, ella sufrió, él no la tomaba en cuenta, mi amiga prácticamente le estuvo rogando pero se canso y decidió seguir dejandolo de lado, la indiferencia de él hacia ella fue lo que hizo que se rindiera, ahora se puede decir que Johanna está en la etapa de superación. Nunca fueron nada, sin embargo ella se enamoró, sufrió y ahora está muy bien.

-Eso lo veremos- sonrio maliciosamente, lo que causa la risa de Johanna.

Caminamos por los pasillos de el instituto dirijiendonos a nuestra próxima clase, mi móvil vibra en el bolsillo trasero de mis viejos vaqueros indicando una notificación. Lo saco y veo que tengo un mensaje de Alex...

SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora