CAPÍTULO 23 // PARTE 1. Spectrum.

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El joven guardia que había sido amable conmigo desde que le asignaron mi custodia abre la puerta y corre hacia mí.

-Voy a ponerte las esposas ¿vale? Cuando me rasque la nariz empuja al agente Hendrickson hacia un lado ¿De acuerdo?

-¿Qué? -Aún estaba adormilada cuando entró y sus palabras me confunden mucho más.

-Confía en mí y haz lo que te digo si quieres volver con tus amigos.

El guardia tira de mí hasta ponerme en pie y me saca a empujones de la habitación. Dos agentes nos esperan fuera con sus armas en mano. Uno de ellos es Hendrickson y el otro un hombre alto y grande muy parecido al luchador John Cena.

-El agente Mason me ha dado la orden de acompañarla hasta la furgoneta. -Dice el guardia.

Ambos agentes muestran su  desacuerdo con un gesto de crispación en el rostro.

Me llevan por estrechos pasillos blancos y casi no veo el final del recorrido. Tardamos cerca de quince minutos en salir de aquel lugar al exterior, entre subidas y bajadas de escaleras y demás.

Nos detenemos justo al lado de una furgoneta grande y negra. Hendrickson abre las portezuelas traseras, donde me meterían.

-Pero qué...

Justo en ese momento el guardia me da la señal, rascándose la nariz. Empujo a Hendrickson con fuerza y este se golpea la cabeza quedando inconsciente en el asfalto. La sorpresa del agente inconsciente se debía a Thieraux, quien no debería estar en la furgoneta sino muerto. Se escucha un tiro y el otro agente cae muerto, con una pierna sobre la espalda de Hendrickson.

-Pero... -Consigo articular.

-Estoy con Christian.- Dice el guardia-. Yo también iré a Spectrum. Me llamo Henry. -Me ofrece su mano y yo la acepto titubeante.

Me quita las esposas y cierra las portezuelas.

Ambos nos subimos a la furgoneta.

-¿A dónde vamos? -Pregunto.

-Las naves están en una base cerca de aquí. No podemos ir aún así que iremos a otro lugar hasta que llegue la hora de marcharnos. No te preocupes, Leah. Todo saldrá bien. Te lo prometo.

Cuando bajo de la camioneta me encuentro con nada más y nada me os que con Canna Monroe. Alias: Gollum.

-Ella también está con nosotros.- Dice Henry-. Es mi madre.

Me sorprendo al escuchar aquellos. ¿Cómo de una mujer tan fea puede salir un chico tan mono?

-Creía que... Bueno usted...

-No te preocupes.

-¿Y Christian? -Pregunto.

-Aún no vendrá.

Las horas pasan con una lentitud casi sobrenatural. Se había hecho de noche hacía como media hora. Tengo ganas de marcharme ya. Tengo ganas de ver a mis amigos.

El motor de una moto a los lejos me acelera el pulso. Sé que Christian tiene moto pero el dueño de esa puede ser cualquiera. Y no nos conviene a nadie que nos descubran.

-Debe de ser Christian. -Anuncia Henry.

-O puede que no, Henry. -Contradice Canna.

-Sí. Soy yo. No os preocup... -Sus palabras se ven ahogadas por mi inesperado abrazo. Un abrazo al que no sabe como reaccionar pero que, al final, corresponde-. Estás bien. -Susurra en mi oído.

Su olor a only the brave me produce en escalofrío agradable.

-Gracias.

-Ya lo sabes... Tú antes que yo.

Pone sus manos en mi cintura y me aparta un poco para poder mirarme directamente a los ojos. Alza su mano derecha y acaricia mi pelo.

-Echaré de menos discutir contigo.

-Yo también.

-Creo que aquí sobramos, hijo. -Dice Canna con una sonrisa cómplice.

Tanto Canna como Henry se meten en la furgoneta junto con Thieraux y Christian y yo nos quedamos solos. Realmente no lo entiendo, él y yo solo somos amigos.

-¿Confías en ellos? -Pregunto.

-¿Te acuerdas de mi amigo? ¿El de las fuerzas especiales?

Asiento.

-Es el hijo mayor de Canna. Se llama Tommy, somos amigos desde que éramos pequeños y... Conozco a Canna y a Henry de toda la vida, obviamente mi hermano no lo sabe.

-Bien... Eso me tranquiliza. Llevo desde que salí de aquella habitación muerta de miedo por... Por ti. Estaba segura de que iban a volver a encerrarme pero ahora que estás aquí...

Me abraza con una fuerza que casi me cuesta los pulmones. Me gusta. Me gusta que me abrace de esa forma.

-Iré con vosotros. -Dice tras varios minutos en la misma postura.

Sonrío y lo abrazo con más fuerza. Me llena de alegría el echo de tenerlo a él también conmigo. Puede que no le cayera bien a los demás pero a mí sí. Es mi amigo.

A lo lejos, se escuchan sirenas. Christian y yo nos separamos agitados y corremos hacia la furgoneta. Entramos en la parte delantera sin siquiera avisar a Canna y a Henry.

Christian pone en marcha la furgoneta y pisa el acelerador.

-Ey. ¿Qué es lo que pasa?

La voz de Henry se escucha ronca, como si se hubiese golpeado con algo en cuanto Christian aceleró.

-¡Nos han encontrado! -Dice Christian, girando levemente la cabeza hacia atrás-. Tenemos que irnos ya.

La conducción de Christian es temeraria y me pone los bellos como escarpias. Es necesario que conduzca así de rápido pero no puedo evitar asustarme. Tengo miedo a que suframos un accidente y nos atrapen a todos. Tanto Christian como Canna y su hijo han arriesgado mucho por ayudarnos a mí y a mis amigos que, por suerte, ya estaban en Spectrum. Aún no están a salvo pero están mejor que en La Tierra.

-Dios... -Susurro, con los ojos cerrados. Siento los ojos negros de Christian sobre mí.

-Todo va a salir bien, Leah. No permitiré que te atrapen ni que te hagan daño. Te lo juro.

Sus palabras no me tranquilizan pero me hacen sentir mejor. Saberlo a mi lado me hace sentir mejor.

-No jures.

Sonríe antes de detener la furgoneta de forma violenta, casi impactando contra una verja.

Christian saca su arma de la funda y baja de la furgoneta con ella en alto. Yo me bajo y rodeo el automóvil para abrir las portezuelas y que los demás salgan. Empiezan los tiroteos y Canna nos obliga a Thieraux y a mí a correr mientras su hijo y Christian disparan.

Llegamos a la verja, donde hay un espacio lo suficientemente grande como para que pudiésemos entrar dentro de la base y escapar. Aguardamos unos segundos y mis ojos divisan a Christian y a Henry correr hacia la verja y entrar sin esfuerzo por encima. Escalando como si se tratara de monos.

Christian tira de mi mano y me obliga a correr. Miro hacia atrás en busca de Thieraux y lo veo corriendo justo detrás de nosotros escoltado por Henry y Canna.

Se escuchan tiros. Grandes focos se encienden y nos apuntan directamente. Puedo ver la cápsula a unos metros de nosotros. Más grande de los que me había imaginado. Voy a huir. Antes de tiempo. Volveré a ver a mi madre, a mis amigos y... Y a Aer.

-¡Christian!

La voz del presidente se escucha por encima de todo el barullo, aunque seguimos corriendo.

Christian se gira y se encara a su hermano, que alza la pistola y me apunta directamente.

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