- Vayamos a la sala y hablamos tranquilamente ¿quieren? - dijo mi madre viendo la cara de sorpresa que yo tenía en ese momento.
Nos dirigimos a la sala y yo me senté en uno de los sillones individuales, mis papas se sentaron en otro los dos y Carlos se sentó en el suelo al lado mío.
- Elisabeth, queremos que sepas que todo este tiempo no te habíamos contado nada porque no queríamos poner presión en ti antes de tiempo ya que eras muy pequeña cuando empezaste a dar signos de tener magia; cuando tenías 5 años, para ser exactos el día antes de que entraras a estudiar, ese día habíamos ido a visitar a una vieja amiga del colegio y tú te habías hecho muy amiga de sus hijos, más tarde cuando estábamos en tu habitación y tu jugabas con tu muñeca favorita, yo te miraba ya que eran uno de los pocos momentos en los que te ponías feliz y pensaba en que al fin empezabas a tener amiguitos como tú, siempre fuiste especial cariño y los demás no veían eso en ti, y cuando hacías algo diferente, algo que ellos no podían explicar, te decían que eras rara. Los niños muchas veces pueden llegar a ser muy crueles con los otros niños y por eso tu casi no salías de casa a jugar, no hacías amiguitos ni nada, pero en tu habitación eras otra, una niña alegre, tierna y muy divertida debo decir.
<<En un momento te reíste de una manera muy tierna y cuando lo hiciste en la habitación se sintió un aire cálido, se ilumino el cuarto y el color café de tu pelo cambio por un rojo anaranjado. Yo me sorprendí muchísimo, pero a la vez me alegré ya que estabas empezando a dar signos de magia, y me di cuenta que como nosotros serias una bruja...>>
- Espera, espera, espera- interrumpí el relato de mamá, ya que esto se estaba tornando un poco extraño, yo nunca en mi corta vida había cambiado el color de mi cabello, eso sería raro- ¿cómo que una bruja? ¿Estás loca o qué? Las brujas no existen, y mucho menos la magia-
- Brianna Elisabeth no le digas loca a tu madre- me regaño mi papá.
- Lo siento, pero ¿tú la estás escuchando? Son puras locuras las que salen de su boca, y ¿Por qué no me acuerdo de nada? No es que haya pasado mucho tiempo para que no me acuerde de eso.
- Cariño eras muy pequeña, no tienes por qué acordarte de todo lo que hacías entonces, muchas veces diste signos de magia, sobre todo cuando te enfurecías; una vez hiciste volar una silla del patio porque te habían dado una nota injusta en una materia, también has hecho que se rompan varios de los vidrios de las ventanas, pero hace mucho que no hacías nada fuera de lo común así que pensamos que ya había pasado todo y que el brote de magia se había calmado, te dejamos seguir con tu vida normal, y decidimos alejarte un poco del mundo mágico pensando que así podrías empezar a controlarte mejor hasta que recibieras tu carta de aceptación en Hogwarts en el que por cierto tienes una plaza desde que naciste ya que nosotros también somos magos.- termino de explicar mi papá.
Yo no podía encajar nada, aunque yo sabía que todo eso había pasado en mi vida, pero no pensé que yo fuera la culpable de todos esos "accidentes" que me han pasado en el transcurso de los años.
- Está bien... no sé de qué trata todo esto, pero si quieren que les crea demuéstrenlo. -les dije con una mirada de desafío ya que todo esto no me parecía nada más que una broma.
Mi mamá saco un palo que tenía dentro de su bata y con un movimiento de este elevo un jarrón que estaba colocado en una mesita.
-...-estaba en shock, no podía decir nada, era cierto todo lo que me estaban diciendo- esto no debe ser real, nada de esto es normal, debo estar dormida. Sí, eso debe ser, todavía estoy dormida y esto es nada más un sueño. -decía mientras caminaba de un lado para otro de la sala.
- Betsy, no estas soñando, lo que están diciendo tus papas es verdad, la magia existe y ellos son magos, unos muy buenos debo admitir, y como te puedes dar cuenta yo también soy uno-dijo Carlos enseñándome la carta que a él también le había llegado.
ESTÁS LEYENDO
MI QUERIDO PELI ROJO (CHARLIE WEASLEY Y TU)
FanfictionSINOPSIS Hola mi nombre es Elisabeth, Elizabeth Mathews, vivo en Londres con mis padres Debby y Eduard Mathews. Mi vida había sido normal hasta que cumplí los 11 años, el día de mi cumpleaños me llego una carta un poco extraña ya que decía que me h...