Mi primer amor

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Nací y crecí en un pequeño pueblo al sur del país, no muy grande para perderse, pero si muy pequeño para todos conocernos. 

Desde mi nacimiento todo fue una controversia, mis padres se conocieron en un hospital, si en un hospital, mi madre había ido por una molestia intestinal y mi padre era el médico de turno, eran jóvenes y hay que reconocer que mi madre era muy hermosa, según cuentan mis tías, no existía hombre en los alrededores que no quisiera salir con ella. 

Como cosas del destino se enamoraron, pero esta no era la historia típica de romance, boda e hijos, simplemente se fueron a vivir juntos, ocasionando todo tipo de problemas como era de suponerse en un pueblo conservador y todo simplemente empeoro cuando con el tiempo nací, podría decirse que todo marchaba bien, excepto por un pequeño detalle que todos ignoraban. Mi padre simplemente trabajo por un tiempo en la ciudad, luego empezó a viajar y a visitarnos periódicamente, situación que a mi madre no le resultó muy atractiva y al cabo de unos años dio por finalizada. Esto causó un profundo resentimiento por parte de mi padre que me afectó directamente a mi, razón por la cual a diferencia de la mayoría de mis compañeras de la escuela, mi primer amor no fue mi padre, él simplemente fue un desconocido en mi vida, se alejó emocional, física y económicamente desentendiendose de todo lo concerniente a mi.

Y a diferencia de lo que muchos creen no me encuentro tan afectada por ello, mi primer amor fue mi madre, aquella que siempre dio todo por mi, sin medir gastos, esfuerzos o cualquier otra circunstancia.

...

Mis años de escuela transcurrieron con normalidad, era una alumna ejemplar y contaba con una beca completa en una de las instituciones más costosas y prestigiosa, lo cual me hacía juntarme con la "la crème de la crème" , tenía buenos amigos y con el pasar del tiempo la mayoría se volvieron muy cercanos a mi, puesto que al ser hija única, se generan ciertos lazos con las personas que te rodean a diario, el grupo era bastante grande, unos 8 para ser exactos. La primera y más importante era Jael, mi mejor amiga desde que tengo memoria, nos conocíamos en el jardín de niños cuando teniamos solo 3 años, ella era risueña, con gran sentido del humor, honesta por sobre todas las cosas y en cuestiones de belleza se podría decir que yo era la fea, sinceramente era imposible competir contra sus ojos verdes y su largo cabello negro. 

También estaba Matías, el joven más hermoso y rico del pueblo, su familia eran dueños de casi todo lo que había, los hoteles, los restaurantes y almacenes, todas las chicas querían salir con el o con uno de sus hermanos, y como era de esperarse todos deseaba tener alguna relación con suya, pero para mi era más que eso, era el hermano que nunca tuve, mi soporte y mi polo a tierra, en pocas palabras era el partido perfecto según mi madre, pero nosotros simplemente éramos amigos. 

Por otro lado estaban Lina y Gabriela, eran gemelas, eran de un carácter algo dominante por lo cual siempre teníamos ciertos altibajos, que con el tiempo fuimos aceptando y sobrellevando, siempre estaban de acuerdo en todo, eran lo más cercano a un robot, todo en ellas era fríamente calculado, nada se les escapaba y en ocasiones a Jael y a mi nos provocan muchísimo miedo. 

También en nuestro grupo estaban los Cortés eran primos, sus familiares eran políticos o trabajadores del gobierno, pero ellos eran deportistas empedernidos, siempre representaban a la escuela en la olimpiadas y a pesar de ser familia eran muy competitivos, Víctor y Rafael eran totalmente opuestos en todo, pero los unía algo diferente a la sangre... el deporte y su inmenso amor por Daniela, si Daniela, la última integrante de nuestro grupo, era una chica hermosa, de cabello rubio y largo, de grandes y hermosos ojos azules y de oscuras intenciones, nunca fue santo de mi devoción y años más tarde esas sospechas se hicieron evidentes, pero no es hora de adelantarnos en la historia.

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