Prologo

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Los Nueve Reinos es un enorme y extenso terreno del tamaño del planeta... O al menos eso pensó Ser Phil Coulson después de recorrerla durante varias horas a caballo, se trataba de un hombre de mediana edad, cabello castaño levemente salpicado de canas y ojos azules. Iba vestido con pieles, cota de malla y una ligera pechera de metal para protegerse el pecho; totalmente vestido de negro. Bajó del caballo para tomar aliento, detrás de él iba Maria Hill, una mujer fuerte, alta y corpulenta de cabello negro atado en una cola de caballo y ojos azules. Llevaba puesto un vestido negro con Cota de malla y una capa de piel de oso del mismo color.

-Debimos descansar antes, no lo crees???- Suspiro Coulson mientras miraba el oscuro y espeso bosque que se encontraba frente a él.

-Ya hacía tiempo que a vos no le tocaba el turno de vigilancia, no es verdad???- Respondió Hill esbozando una sonrisa.

-Si... Desde aquel incidente con Lord Loki yo...- Una serie de recuerdos extraños y repentinos invadió su cabeza en ese instante. Se sintió mareado por un momento y se apoyó en un árbol para evitar caerse. En ese momento se escucho un extraño crujido de entre los árboles, ambos voltearon casi instintivamente al mismo tiempo para detectar el peligro, pero solo vieron los rastros de una gran sombra.

-Creo que deberíamos preparar las espadas, Coulson- Susurro ella mientras desenvainaba la suya, una perfecta hoja de acero azul platino brillante con mango de cuero algo gastado por el uso. También se podía notas que ella, además del vestido, llevaba una pechera y faldón de metal para protegerse.

Coulson asintió y saco la suya, una espada de acero plateado con mago de cuero negro.

-Pero... Qué pensara Lady Bonnie si no volvemos???- Dijo mientras empuñaba su espada.

-Que no te importe lo que piense, ella es solo una chiquilla, defenderemos el Reino tal como nuestro juramento de Caballeros Oscuros nos lo proclama...- En ese momento se escucho una fuerte respiración ene el interior del bosque y ambos voltearon, siempre alerta.

Un escalofrío recorrió la espalda de ambos al descubrir que en realidad nunca estuvieron solos. Un hombre de gran tamaño con piel de un intenso color azul, ojos de color rojo brillante y vestido con una armadura blanca y dorada; camino hasta llegar frente a ellos. Su aliento desprendía vapor y un extraño olor a azufre. Aquel los temibles ojos del color de la sangre se clavaron en la pareja. El gigante abrió la boca para hablar, mostrando unos grandes caninos superiores e inferiores en su mandíbula, sus dientes eran de un gélido blanco, tan blancos como la nieve más pura.

-Soy Ragnar, hijo de Laufey... Rendíos ante su nuevo Rey...- Tenía la voz ronca y profunda. Empuñó una gran maza que tenía en su mano derecha, el arma tenía un aspecto cristalino que brillaba a la luz de la luna, pero también despedía unos brillos rojos bastante escalofriante.

-Mi único Rey es y siempre será el Rey Thor Odinson y no lo traicionaré jamas... Por los Nueve Reinos!!!- Gritó Hill mientras lanzaba una estocada al gigante, este la bloqueo con la maza y se produjo un sonido agudo. El sonido de la muerte.

Guerra de Tronos (Marvel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora