En algún gavetero olvidado al interior de un estudio, parte de alguna ostentosa vivienda, estaba guardado un DVD casero titulado "Gala Industrias Pratt."
Alrededor del minuto 43, luego de la entrada de las grandes personalidades de ese estrato social y la recepción por parte de un artista de mediano talento, se puede apreciar y escuchar claramente la conversación suscitada entre tres hombres vestidos en exquisitos trajes y corbatas de colores sobrios, profesionales. Uno de ellos es barrigón, casi de forma caricaturesca; el segundo es más alto y de cabello negro que amenaza con caerse por completo en un futuro cercano; el último es el más joven, más alto, más prometedor.
El hombre tras la cámara los introduce. La cámara tiembla un poco, los tres hombres la miran y ríen.
-Pues bien, henos aquí con Hammond, Pratt y el novato del año, Leighton. ¿Qué tal, colegas?
Hammond toma un sorbo del trago que sostiene en su mano derecha y se da dos palmadas firmes sobre la panza con la otra mano. Sonríe. -Con un vino como este: fenomenal.
Pratt asiente luego del comentario de Hammond, y Leighton hace lo mismo. Se escucha un aplauso en el fondo que ahoga un comentario del camarógrafo improvisado. Leighton ríe, cubriendo su boca con una mano mientras lo hace.
-Este chico estudió en West Balk, ¿sabías? Debimos haber supuesto que llegaría hasta acá- Hammond comenta viendo directamente a la cámara.
Pratt enarca las cejas y asiente de nuevo. -Excelente escuela.
El camarógrafo deja salir una exclamación de sorpresa. -¡Ya recuerdo! -dice-. Y encima de buen estudiante también eras deportista, ¿no? Qué era lo que hacías... Uh, ¿rugby?
Leighton hace contacto visual con la cámara por un segundo. Lo rompe y baja la mirada, riendo con pena. -Así es. Rugby. Es un milagro que esté entero el día de hoy.
Hammond le da una palmada en la espalda y agrega en una voz que está al borde de la risa -¿Rugby? ¡Carajo, novato! ¿Tenías vocación por derribar a los tipos a pura fuerza bruta, huh?
En este punto, Leighton ve de nuevo a la cámara. Casi imperceptible, la verdad, pero se nota que piensa por un buen momento antes de responder, con la misma risa apenada:
-Se podría decir que sí...
Los demás ríen, y, al parecer, nadie repara en el hecho de que Leighton ahora más que tímido parece increíblemente irritado. El video sigue por otros largos y extenuantes 57 minutos en los que no sucede nada. Esa conversación poco recíproca fue la única apariencia de Leighton en la que habla sobre su vida privada antes de entrar al mundo de los negocios.
Quizá si alguien hubiese recordado ese DVD, si hubiese enfocado su total atención en Leighton a partir del minuto 43, si hubiese tomado nota del comportamiento retraído del 'novato del año'... Quizá entonces las otras personalidades del ámbito empresarial no habrían sido sorprendidas por el rumbo que tomaría su vida.
-
-...Y creo que eso es todo. Reviso mi correo cada 30 minutos, así que si surge alguna duda espero ver sus nombres en mi bandeja, ¿entendido?
A lo largo de la mesa, todas las cabezas asintieron. Poco a poco la gente empezó a cerrar sus laptops, ponerse de pie, tomar las máquinas y marcharse de la sala de reuniones. A la cabeza de la mesa, de pie desde el mismísimo principio, Keith Leighton observaba a sus empleados regresar a sus puestos.
-Otra reunión tranquila, supongo -murmuró para sí mismo. Comenzó a recoger el equipo audiovisual que había utilizado. A su derecha, una pared ampliamente dominada por el cristal dejaba entrar un odioso sol de media mañana. El cabello café de Leighton se veía más claro bajo esa luz, su piel escondía el tono trigueño propio de sí y se tornaba más clara, y sus ojos color gris se entrecerraron hasta que su expresión no podía ser descrita sino como una cara de asco.
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Y Entonces, Tú
RomanceKeith Leighton, novato del año a sus treinta y tantos y abriéndose camino entre la alta sociedad empresarial, vive para su trabajo. El éxito que ha llegado con su empeño, sin embargo, no es suficiente para ahogar las insatisfacciones de su vida pers...