Los meses pasaron y con ello llegó el calor, lo que para todos es sinónimo de verano, la estación más deseada por los niños y los miembros del profesorado, un tiempo de descanso y relajaci...
-¡Lucía levantate, venga vamos deprisa, apura, solo faltan 15 minutos para que lleguen, venga Lucy, vamos, despierta!_gritaba Lucas mientras me zarandeaba en cama.
-Dejame cinco minutos más_dije cubriendome con la fina sábana de verano
-No, no, no eso dijiste hace 30 minutos, venga vaga, vamos, sal de la cama_rodee por la cama hasta llegar a un extremo, me deje caer al suelo y me tumbè en el frío suelo que me sabía a gloria ante tanto calor a tan tempranas horas. Me puse de pie sabiendo que los ojos de Lucas me seguían y me dirigí al baño mientras me quitaba la ropa a cada paso, escuché la risa de Lucas mientras me metía en la ducha.
-¡Al salir te espera un café para que despiertes!_gritó mientras salía de la habitación.
Ahora con las frías gotas de agua bajando por mi piel y la cabeza ya totalemente despejada pude pensar en lo que se me venía encima, tres semana en casa de los padres de Sebas y Lucas. Ellos eran dueños de una cadena de hoteles rústicos y cada verano ivamos allí de vacaciones, este verano se nos unen los nuevos miembros de la familia y a mí me toca compartir habitación con mi mayor pecado capital hecha mujer, la mismísima lujuria con piernas, y como no, hablo de Natalia. Desde nuestro encuentro en el baño apenas habíamos intercambiado un par de frases y con la presencia de alguno de nuestros chicos. Suspiré, me até una toalla y salí del baño, cogí el pantalón corto negro, la camiseta holgada azul y mis zapatillas favoritas, me hice una coleta y tras un último vistazo en el espejo salí de la habitación para ir a desayunar con Lucas. Terminamos nuestros cafés y esperamos que Sebas, Natalia y Nico llegaran a recogernos, tardaron 15 minutos y Lucas y yo bajamos hasta el portal, Sebas estaba de conductor y Natalia y Nico ivan detrás, besé a Sebas en la mejilla y tomé asiento atrás junto a Nico y al otro extremo de Natalia, Lucas se sentó de copiloto. Miré por la ventanilla y suspiré, "allá vamos".