Capítulo 3 (S) Greta

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       Greta siempre había deseado tener un vestido tan bonito y vaporoso como el de Nina, la muñeca que le había hecho su madre cuando cumplió los ocho años. Desde entonces Nina era su compañera inseparable; se despertaba también de madrugada, y se sentaba muy quietecita al lado del metate y platicaban de mil cosas mientras Greta molía el maíz y luego echaba tortillas para todos los que se iban muy temprano a la faena del campo.

         A veces por tanto ajetreo Nina se manchaba la ropa y Greta corria a lavarla al pozo; porque aunque tenía otros vestidos, a ella le gustaba que Nina luciera siempre muy elegante y distinguida con ese hermoso ropón blanco de gasa francesa... Que curioso que el enorme espejo le reflejara una imagen identica a Nina; como si de pronto hubiera cobrado vida y en lugar de un ropón de bautizo trajera puesto un vestido de... 

        -¡Ay, me pinchaste!!

        -¡Pues deja ya de moverte, que no puedo abrocharte el corpiño! 

        Chelo la había buscado por todas partes hasta que la encontró trepada en su árbol favorito. Treparse a los árboles era uno de los grandes placeres de Greta. Allí pasaba las horas jugando, platicando, cantando y a veces hasta discutiendo con Nina. Pero esa mañana todo sería diferente. 

        -Que dice tu mamá que te regreses ahorita mismo, que te tienes que bañar y vestir con algo que te acaba de hacer.

        Que raro que de pronto había llegado tanta gente, que raro que tantas mujeres estuvieran en el cuarto ayudandola a cambiarse y más raro aun que ninguna de ellas hablara en voz alta, todas cuchicheaban. A que estaremos jugando? -pensó divertida-. Lejos estaba de imaginar que justo al medio dia, de ese inesperado día, sus padres la casarían con un hombre cuarenta años mayor, que le destruiría la vida!

Mil Mujeres una Vida... Semblanza (S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora