La leyenda del Salvavidas

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Ella estaba sola en la piscina de la comunidad sentada en la orilla de la parte más honda esperaba impaciente que la hora llegase y poder ir a su casa o a algún otra parte donde sea bien recibida o al menos bien apreciada. Pero sólo pensaba en todos los eventos que pasaron en la mañana, el incesante sonido de pisadas contra los charcos de agua la distrajo de todo pensamiento coherente el pánico cubrió toda su semblante mientras sentía que el agua se movía; aquella agua que sólo podía ser perturbada por la planta de los pies de ella.

Recordaba lo que decían los muchachos sobre la leyenda del salvavidas. Todo sobre aquellos que iban a la piscina a probar su suerte, aquellos que nunca se volvieron a ver por el vecindario, todas las leyendas sobre aquel salvavidas era sobre cómo se peleó con su jefe. Este por una rabia cegadora lo asesina con su navaja suiza todo por el simple hecho de hablarle estado coqueteando a su hija, lo apuñala repetidas veces en su pecho y en su garganta pero antes de que su cuello y los músculos sufrieran más daño del recibo dijo con voz entrecortada escupiendo sangre y tratando de aferrarse a la poca vida que tenía ──Cualquiera que esté unido a ti o cualquiera que se atreva a desposar a tu hija o su descendencia morirá como me has hecho a mí── para después lanzarlo con desprecio a la parte más profunda de la piscina para que se ahogara en sangre y agua estancada con mucho cloro.

Esa es una de las versiones de esta leyenda urbana que hacía mito en el vecindario, pero sólo podía reconocer los sonidos, el chapoteo inconstante que entorpece todas las funciones que ella podía tener. Miraba el agua turbia, con pequeñas vetas de un rojo intenso infernal que jugaba con su visión ya confusa. Sus pies movían la superficie del agua la sentía cálida como para entrar en ella y que está ahogara todo los sonidos, todas sus preocupaciones, todos los problemas y controversias que tuvo con Ian. Ana Lucía el nombre de su abuela se venía a su mente una y otra vez recitado por la voz profunda de un hombre como si fuera una letanía de la cual si lo decía con suficiente esmero se lograría cualquier cosa.

Después de incesantes minutos de agonía ella se para y va a las escaleras de la piscina y va bajando las escaleras para así ir lentamente a la parte más profunda a esa trampa mortal, exactamente donde murió su verdadero abuelo.

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Detrás De Los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora