La familia Morris decidió mudarse a Arizona para cambiar de aires, con el poco dinero que tenían solo pudieron alquilar una casa la cual llevaba deshabitada diez años. La dueña, como estaba desesperada y necesitaba el dinero para vivir, se la alquilaba al mes por muy poco dinero.
Cuando llegaron se quedaron estupefactos al encontrar toda la casa amueblada y con un estudio de arte con cuadros a medio hacer. El señor Morrris odiaba el arte así que decidió que esa habitación debía desaparecer porque pensaba que el arte no daba una buena educación a sus hijos y mucho menos esos cuadros tan raros y macabros.
Al terminar de tirarlo todo se fijó en una pequeña caja que estaba situada encima de una balda. Antes de tirarla pensó que primero debería de mirar que había dentro por si encontraba dinero o algo de valor. Para su sorpresa vio unas simples viejas cintas las cuales pensó tirar sin verlas, pero algo de su adentro le llamaban a verlas. Así que se sentó y las empezó a ver. Pobre hombre, no sabía todo lo que le esperaba...
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