Erase una vez, una familia, compuesta por un padre, una madre, una hija de diez años y un hijo de siete, los cuales vivían felizmente en una pequeña casa en Massachusetts. Nicole, la madre, trabajaba como ejecutiva en una gran empresa. Zack, el padre era artista. Un día por razones de trabajo de Nicole tuvieron que dejar todo lo que tenían en Massachusetts e irse a trabajar a Arizona, cosa que a Zack no le afecto demasiado, en cambio, a sus hijos Chelsea y Dylan como era de esperar, les afectó bastante por la sencilla razón de que todos sus conocidos y amigos de toda la vida estaban allí en Massachusetts y no les volverían a ver jamás.
El viaje a Massachusetts fue muy largo y encima cuando llegaron para su sorpresa la casa que les alquiló la empresa de Nicole era mucho más grande que en la que vivían en Massachusetts, cosa que a Chelsea y a Dylan les impresionó. Ya no les parecía tan mal el cambio que habían hecho.
Zack, se puso a a buscar un cuarto para su estudio de arte y para su sorpresa encontró el cuarto perfecto. Estaba situado en el desván y estaba en perfectas condiciones, pero para su sorpresa en una esquina de la habitación encontró una pequeña caja vieja que se medio deshacía y estaba llena de polvo.La cogió la abrió y contemplo que dentro habían unas cintas antiguas las que probablemente estuvieran usadas por los antiguos dueños, también se fijó que en la tapa de la caja, habían unos macabros dibujos los cuales no comprendía pero los cuales pronto los iba a comprender... Zack recogió la caja y la sacó fuera de casa para que los servicios de recogida de basuras se la llevaran.
Esa noche Zack no durmió especialmente bien se despertó varias veces durante la noche por unos ruidos muy fuertes que provenían de su estudio de arte.
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