Cuando habían atendido a todas las personas y puesto el cartel de cerrado, habían enviado a James a que fuera a buscar unos bocadillos para comer allí mismo. Teniendo así, la oportunidad de contarle lo ocurrido a su amiga. Primero, quería hablarlo de chica a chica. Después, ya escucharía el punto de vista masculino.
Pero el hablar con Paige, solo había servido para sobre excitarla más. Su amiga, llevaba tiempo insistiendo con una buena colección de chicos para que perdiera la virginidad. Contando también, con que había visto al hombre y lo encontraba muy atractivo. Empezaba a ver, que su amiga no era de mucha ayuda. Pues quería una respuesta seria sobre un tema delicado. No era algo banal, no quería aventuras pasajeras con él. Estaba segura, que el ritmo que había alcanzado su corazón, no era solo por sexo.
Después, cuando lo hubo hablado con James la cosa iba a peor. Éste, con tono serio le había recordado que era la tercera vez que lo veía. Ni siquiera sabía su nombre, si estaba casado y si la veía como una diversión momentánea. Sus encuentros, no habían durado más de una hora, ni juntando los tres encuentros... Con cariño, le dijo que esperara antes de decir que aquello era amor. Y recalcó, que aquella noche no se separara de él ni por asomo. Ya se encargaría de frenarle los pies a Paige.
Acabaron de comer, y ella seguía con la misma incertidumbre. Se ofreció a quedarse también por la tarde, pero Paige le dijo que no hacia falta. Que siguiera con sus compras de navidad. Pero que si veía un vestido sexy para aquella noche, no dudara en comprárselo. Obviamente, ante aquel comentario James volteó la vista...
No quería irse de allí. Sabía que no era buena idea, pues no pararía de darle vueltas al asunto, si no ocupaba su mente con algo. El entretenerse a buscar regalos, no daba lugar a que su mente se entretuviera mucho... Y el estudiar, tampoco iba a funcionar.
¡Que rabia! No sabía si flotar de alegría por enamorarse y recibir su primer beso, o bien darse de bruces por dejarse engañar a lo mejor por un adultero, pensó con gran frustración volviendo hallarse en medio de la ajetreada avenida.
-Abie -La llamó una voz masculina, perdida dentro del gentío.
Al detenerse y mirar por encima de su hombro, descubrió a su hermano sentado en la terraza de un bar, fumándose un cigarro.
-Hola -Lo saludó sonriente, de poder entretener su mente con algo.
-Hola pequeña -Se puso en pie para darle dos besos e indicarle que tomara asiento junto a él-. Me han llamado hace un rato nuestros padres -Señaló con cierto tono de intriga.
-¿Y? -Se encogió de hombros, para dejarle de prestar un momento de atención cuando se les acercó el camarero para tomarles nota-. ¿Qué querían?
-¿No lo adivinas? -Inquirió divertido alzando una ceja, mientras apagaba el cigarro.
-No -Frunció el ceño, sin comprender a qué venía aquella actitud por parte de su hermano.
-¿Has mirado tú móvil en el transcurso de una media hora? -Sugirió con media sonrisa.
-Por qué no lo sueltas de golpe, en vez de tenerme tan en ascuas... -Reprochó con cierto fastidio-. No tengo hoy la cabeza, para ir adivinando tus tonterías -Le respondió buscando su móvil en el bolso y frunciendo el ceño, al ver llamadas perdidas en él de sus padres-. Vaya, hay tres llamadas de ellos. No debí darme cuenta en la tienda, fui a echarles una mano esta mañana... ¿Ha ocurrido algo?
-¿Qué si ha ocurrido algo? -Soltó con cierto sarcasmo y riéndose-. Me han echado la mayor bronca de mí vida, por ser un hermano mayor despistado.
-¿Cómo? -Se inclinó hacia delante en la silla al no entender aún.
-¿Hermanita, cuanto tiempo llevas ocultándonos el que tienes novio? -Preguntó riéndose-. Pensé que nos lo contábamos todo... -Dijo haciéndose el ofendido con cierta burla.
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Sorpresa Por Navidad
RomanceAbbie, joven y tímida chica universitaria y propensa a la torpeza, no se esperaba que aquellas navidades fueran a ser realmente especiales.