capítulo 7

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El hombre que se hallaba enterrado en los suburbios de aquella ordenada casa, estaba atado, y con el miedo que le carcomía el cuerpo entero.

-Entonces... ¿No nos dirás nada?.-Preguntó Sebastian.

-...¿Que me van a hacer?.-Preguntó con miedo el hombre.

-Si no nos dices... Quien sabe...-Este se encontraba entretenido jugando con un cuchillo de cocina que se encontraba en sus manos.
Pero después de unos segundos, volteó hacia el hombre que hallaba sentado, y se acercó con el cuchillo, acercándolo a su rostro.

Alexander, se encontraba con un terrible rostro de aburrimiento cerca de la puerta, bostezando, y jugando con su teléfono celular.

Sebastian, quién aun parecía un loco, pasando muy suavemente el cuchillo en el cuello de aquel hombre, volvió a preguntar.

-¿Quien te mando?

-Me... Me mandó a... A eso... Dos jóvenes... No me dijeron... Su... Su nombre...-Le soltó al fin.

Ambos suspiraron, y Sebastian alejo el cuchillo.

-No se quien, o quienes sean los que te mandaron a esto. Pero nosotros no somos ningún tipo de científicos locos, o algo asi.-Río ante su  comentario.-Aparte... Tenemos un buen trabajo como detectives, o como le quieras llamar, ¿Para que querríamos mas? Ya ganamos bastante.

En eso sinceramente, ambos tenían completa razón. ¿Para que querrían mas dinero? Si con el que tenían ya, les basta, y le sobra...

-Es cierto... Disculpen mi molestia... Por cierto, mi nombre es Watari.

En ese momento, Sebastian, quien había volvido a ser Elle, por algunos segundos.  Quedó impactado por aquella, similitud.

-Disculpa... Tu... ¿Conoces a otro Watari, que también era investigador, pero mas anciano.

El hombre quedó pensando unos segundos, para luego contestar...

-Si, el... Era mi abuelo... Murió, hace algunos años, por una depresión que fue muy fuerte, la cual, su cuerpo, quien ya estaba débil, no logro resistir.

Sebastian quedo helado en ese momento. ¿Porque no le había dicho a Watari que aun seguía con vida?. Ahora que lo recuerda... Era la razón de que preferían guardar silencio, su preferencia era el pasar el resto de su vida escondido junto a su amante, corriendo como dos jóvenes sin familia, ni nada por estilo. Y así era.

-Lo siento... Por haberte hecho comentar eso...-Dijo Sebastian, notablemente, aquella personalidad que era fuerte, la controladora, el que hacia lo que quería, de había ido al carajo al recordar aquellos tiempos, en los que sus días eran junto a su "padre".—Aunque sinceramente, el lo prefería así—.

No extrañaba a Watari, eso lo tenia claro. Solo era el sentimiento de recordar el haberlo tenido tanto tiempo a su lado, pues ya era viejo, y era normal que sus días de vida ya acabaran.

Alexander observó todo aquello, desde dos dimensiones que llamaban la atención del espectador, la principal, que era lo que recibían las señales de su vista, sus ojos; y la segunda desde la subjetividad de la mente, el pensar a su manera.

Si nos centramos en la principal, obviamente, sabríamos que lo primero que viene a la cabeza de Alexander, son simples celos.

¿Pues quien no los tendría? Es difícil, observar el rostro de Sebastian cuando algún tipo de sentimiento se muestra en su rostro. El no acostumbraba a mostrar señal de sentimientos con su musculatura de mandíbula u ojos, o la entre ceja.
Nada mas guardaba ese rostro sereno, que por alguna razón, había enamorado a su actual amante. No eran nada mas, que simples, celos.

-Claro... ¿Me permitiría retirarme? Juro con mi vida, que no hablaré a nadie sobre esto.

-...Si, vete.

Entre ambos, desamarraron las cuerdas que el hombre tenia en su manos, con una pequeña reverencia se despidió, y sin mas se fue.

No tenia nada mas que hacer en ese lugar.

Pero el silencio reino en ese momento. Alexander observó por última vez a Sebastian, chisto con ayuda de sus labios, y se comenzó a mover al dormitorio.

-Iré a dormir.

-¿Estas enojado?

-¿Por que he de estarlo? No hay razón.

-... ¿Por Watari?.

-...No.

-¿Acaso... Estas celoso?.-Sebastian sonrió con esa declaración indirecta, dándole de golpe directamente a Alexander un leve sonrojo en redondas mejillas, que Sebastian tanto amaba morder.

-¿Que estupideces dices? ¿Como me puedo poner celoso de un viejo que ya murió hace bastante?

-¿Quien sabe?... Conociéndote.-Se acercó bastante hasta estar al lado de su amante, rozando levemente su lengua con el lóbulo del oído de su amante.

-De...dejadme...-Susurró Alexander, ¿A quien mentía? Si quería hacer el amor de nuevo, pero aún seguía algo molesto con su dueño, así que se hacia el valiente.-Hoy me tengo que teñir el pelo, se me están viendo las raíces... Deberías hacer lo mismo. Se intento alejar un poco de el, haciendo que Sebastian hiciera una mueca bastante graciosa, que hizo difícil el aguantar sonreír, a Alexander.

-Te amo, Light.-Alexander no pudo evitar que ese sonrojo se fuera de sus manos. Rara vez era cuando Sebastian decía que lo amaba, y mayormente, era cuando estaba borracho. El escucharlo de esa manera, prendía ese fuego que por tantos años se mantuvo en silencio, y apagado, por el miedo de que alguien arrebatara el corazón de ese hombre.

Death Note 2 (Versión Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora